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Monday, February 9, 2015

Mientras se negocia la paz, en el Cauca, Colombia continúan las violaciones a los derechos humanos

Mientras los diálagos de paz entre el gobierno colombiano y las guerillas de las FARC continúen, muchas de las organizaciones colombianas que Acción Permanente por la Paz acompañan aseveran que una paz duradera con justicia social requererá más que el cese de hostilidades entre el estado y la insurgencia. El siguiente comunicado emitido por una red de organizaciones sociales del departamento suroccidental de Cauca acerca del reciente aumento en atentos contra lxs defensores de derechos humanos demuestra por qué los EE.UU debe instar al gobierno colombiano que proteja a lxs defensores de derechos humanos en su trabajo importante y que incluya las voces de la sociedad civil en la construcción de la paz.Por la Red Red por la Vida y los Derechos Humanos del Cauca
(CIMA, CRIC, MCC, Adacer, Ascap, Ruta Pacífica de las Mujeres, Odeurca y Cococauca)

Resaltamos el importante avance de los diálogos de Paz en La Habana, el compromiso de cese unilateral al fuego por parte de las Farc y la discusión de un posible cese bilateral, que ha reducido significativamente las acciones bélicas en los territorios y la afectación de la población civil. Sin embargo, la Red por la Vida y los Derechos Humanos del Cauca, denunciamos ante la opinión pública nacional internacional que el fin del 2014 y lo trascurrido del año 2015 se ha incrementado la violación a los Derechos Humanos en el departamento, bajo la forma de homicidios de líderes sociales, de defensores de derechos humanos, atentados y amenazas, así como también del aumento de los feminicidios y ejecuciones extrajudiciales.

Las cifras emitidas por el Observatorio de Derechos Humanos y DIH de la Red por la Vida, indican que en el Cauca entre los meses de diciembre de 2014 y enero de 2015, al menos diez colectivos de indígenas, campesinos y afrodescendientes han sido amenazados mediante panfletos, llamadas telefónicas y mensajes de texto firmadas por “Los Rastrojos”, “Águilas Negras” y otros sin identificar, en las que se intimida a sus dirigentes por oponerse al desarrollo de la minería ilegal y trasnacional en sus territorios. Dentro de las organizaciones y líderes que más han sido afectados, se encuentran los y las integrantes de la Unidad de Organizaciones Afrocaucanas -UAFROC y de la “Movilización de Mujeres Afrodescendientes por el Cuidado de la Vida y los Territorios Ancestrales” de Suarez, quienes además han sido víctimas de atentados contra su vida y el desplazamiento forzado. De igual manera, líderes delegados a la Consultiva Nacional para Comunidades Afro, fueron amenazados a través de panfletos distribuidos en la cabecera municipal de Guapi.

Las organizaciones integrantes de la Red por la Vida y los Derechos Humanos del Cauca alertamos sobre el asesinato contra líderes y defensores de derechos humanos. En un periodo de dos meses fueron asesinados 2 líderes sociales y 1 funcionario público: el 9 de diciembre de 2014, en la vía que de Popayán conduce al municipio de Puracé fue muerto por sicarios ELKIN DARIO MOMPOTES quien se desempeñaba como presidente de la Empresa Minera Indígena; El 15 de enero de 2015 se presentó el asesinato de EMIRO MEDINA VELASCO Jefe de la Oficina Jurídica Municipal de Caloto y el 4 de febrero, hombres vestidos de civil que se movilizaban en una motocicleta asesinaron a HERIBERTO NARVAÉZ, líder campesino del municipio de El Patía.

Todos estos hechos sumados al asesinato del líder CARLOS PEDRAZA integrante del Congreso de los Pueblos ocurrido en zona rural de Bogotá, evidencian la falta de garantías para la labor de defensa de los derechos humanos y la participación en la construcción de la paz en el país.

Las mujeres han sido también uno de los grupos poblacionales duramente afectados en este periodo, al menos 8 homicidios y/o feminicidios han sido registrados por el Observatorio de Derechos Humanos y DIH de la Red por la Vida, cifra que comparada con el periodo anterior evidencia un incremento de 50%, a ello se suma las reiteradas amenazas e intimidaciones de la que han sido víctimas las mujeres afrodescendientes del norte del Cauca quienes se movilizaron el año pasado en defensa del territorio y contra la minería ilegal, que ha costado entre otros, el desplazamiento forzado de la lideresa FRANCIA MÁRQUEZ y su familia.

Este año inició también con hechos que las comunidades denuncian como exceso de fuerza y autoridad por parte de militares adscritos a la Brigada No. 29 del Ejército Nacional, el 18 de enero en el corregimiento de El Plateado en el municipio de Argellia (Cauca), fue asesinado FAIBER CUELLAR de 28 años de edad, a manos de los militares que luego de darle una orden de pare en un retén le dispararon indiscriminadamente.

Durante los primeros días del año se ha registrado un aumento de la violencia social no política, que al momento deja al menos 48 personas entre los 18 y 30 años de edad asesinadas a manos de sicarios, hechos ocurridos principalmente en los municipios de Santander de Quilichao, Popayán, Puerto Tejada y El Tambo.

La Red por la Vida y los Derechos Humanos del Cauca insta al Gobierno Colombiano a cumplir con su responsabilidad de garantizar la vida y los derechos humanos, a investigar y sancionar ejemplarmente los responsables de estos hechos, generar las condiciones necesarias para proteger de manera efectiva a defensoras y defensores de Derechos Humanos y sus organizaciones. La Paz no será posible si no existen garantías para La defensa de los derechos humanos y para la participación de la población, sus organizaciones y líderes sociales en la construcción de la misma.

Popaýan, Cauca, Colombia

Wednesday, October 23, 2013

Séptimo Festival de la Milpa: Comunidades Indígenas en Resistencia




Tres meses antes del aniversario número 20 del TLCAN me encontraba en un viejo bus escolar viajando por la Sierra Juárez en Oaxaca, México. El paisaje era increíblemente hermoso. Mientras el bus se desplazaba por las curvas de la carretera podía ver la vegetación densa y verde de las montañas, que parecían interminables.

La flora y la fauna de la Sierra Juárez se han preservado de esta manera porque tienen unos aliados muy poderosos: las personas indígenas que han peleado durante siglos para proteger su territorio, su cultura, su manera de vivir, y a la madre naturaleza. Una nube de mariposas, indicadora de la vasta biodiversidad de la región, me recibió cuando llegué a Santa Gertrudis.

Viajé a Santa Gertrudis para participar en la Séptima Feria de la Milpa, un evento organizado por la Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez (UNOSJO). Durante el evento, participantes de Guatemala, Honduras, Brasil, y México discutieron maneras de proteger el territorio y las semillas nativas.

Me llené de inspiración cuando los organizadores comunitarios y los campesinos hablaron acerca de sus experiencias de resistencia, y cuando compartieron su análisis y sus conocimientos con los demás. Los miembros de estas comunidades perseveran a pesar de los esfuerzos del gobierno mexicano y de las compañías transnacionales para transformar el campo mexicano en algo que puedan explotar y de lo que se puedan lucrar más fácilmente.


La transformación del campo mexicano


La mayoría de las personas que trabajan el campo en México son parte de grupos indígenas marginalizados. Históricamente han cultivado comida para sus familias en pequeñas parcelas y usando tecnologías sustentables que se transmiten de generación a generación.


 

Desde que se aprobó el TLCAN, los programas de agricultura del gobierno han apoyado a corporaciones y transnacionales en lugar de apoyar a los campesinos, quienes al no poder competir se ven en una situación de más pobreza y migración forzada a los Estados Unidos.

El gobierno mexicano está trabajando con varias compañías estadounidenses (Monsanto, Dow, Pioneer, DuPont, etc.) para transformar la agricultura mexicana en un sistema de exportación y monocultivos que sea dependiente de agroquímicos y semillas transgénicas o híbridas.

El ideal neoliberal es que las personas produzcan comida para vender (no para autoconsumo) y que compren productos del mercado global (producidos por las transnacionales). Esto se logra al crear las condiciones para que sea más caro cultivar comida que comprarla, o al imponer programas gubernamentales con los cuales los campesinos se vuelven dependientes de los insumos producidos por las transnacionales. Estas situaciones terminan con  las prácticas tradicionales que han permitido que las comunidades indígenas sean autosuficientes y sustentables por siglos.

Los campesinos indígenas que quieren defender sus semillas y su sistema tradicional de cultivo tienen que pelear contra esta clase de programas de gobierno y contra
campañas mediáticas a nivel nacional. La lucha más emblemática a este sistema en México, ha sido la lucha para defender el maíz nativo.

En defensa del maíz


El maíz fue domesticado en México hace miles de años y un gran porcentaje de la diversidad del maíz del mundo se encuentra en este país (solamente en el estado de Oaxaca hay 35 razas).

En 1998 el gobierno mexicano declaró un moratorio del cultivo de maíz transgénico, pero esta clase de maíz ya se distribuía a familias de bajos recursos por medio de un programa gubernamental de seguridad alimenticia que distribuía maíz estadounidense transgénico y barato.

En el 2001, Ignacio Chapela, un científico de la Universidad de Berkley, encontró maíz transgénico en la Sierra Juárez de Oaxaca. Probablemente la contaminación se dió cuando un campesino cultivó el maíz que obtuvo por medio del programa del gobierno sin saber que era transgénico.

En el 2005, la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados le abrió las puertas de México a los transgénicos. La ley, hecha para regular la cultivación de transgénicos, es tan beneficiosa para las multinacionales, que se le empezó a llamar la Ley Monsanto por todo el país.

En el 2008, por la primera vez en la historia de México, el gobierno autorizó el cultivo de maíz transgénico en varios estados del norte del país. El actual presidente de México Enrique Peña Nieto, autorizó el cultivo 250,000 hectáreas adicionales.

En todo este tiempo, los campesinos y grupos de la sociedad civil han estado peleando contra estas iniciativas. Sin su resistencia, los transgénicos probablemente serían la regla en las zonas rurales de México. Algunas de las preocupaciones relacionadas con los transgénicos son: los efectos de salud que puedan causar en los humanos, la contaminación de cultivos no transgénicos, la contaminación de las áreas de origen del maíz, la pérdida de diversidad genética que podría suceder si el maíz transgénico se vuelve el estándar, la dependencia de las comunidades rurales a las caras semillas transgénicas y agroquímicos, la perdida de sistemas tradicionales de producción, y los efectos de los transgénicos y agroquímicos en el medio ambiente.

La resistencia a los transgénicos ocurre diariamente, cuando campesinos o comunidades enteras se rehúsan a usar semillas que no sean nativas o cuando no usan agroquímicos. A veces esto significa que se tienen que abstener de participar en los programas del gobierno.

PROCAMPO, por ejemplo, es un programa de ayuda del gobierno creado para apoyar a campesinos que cultivan maíz. El programa distribuye vales que se pueden cambiar por semillas y otros productos agrícolas. Muchos campesinos de bajos recursos dependen de esta clase de programas para poder sembrar. Desafortunadamente los vales sólo se pueden usar para comprar semillas de maíz híbrido y paquetes tecnológicos que incluyen agroquímicos (la mayoría de los cuales son hechos en Estados Unidos).

Otro ejemplo es la Cruzada Contra el Hambre, uno de los programas principales de la administración de Peña Nieto. El programa es famoso por asociarse con corporaciones transnacionales y por distribuir comidas procesadas y poco saludables en las comunidades de bajos recursos (en lugar de promover comidas saludables). La iniciativa incluye el Programa de Agricultura de Autoconsumo en Oaxaca. Este programa tiene como objetivo dar ayuda a campesinos de Oaxaca que cultivan productos para autoconsumo. El modelo del programa es el mismo que el de PROCAMPO: los campesinos reciben “ayuda” por medio de semillas híbridas y agroquímicos.

Para aquellos que participan en los programas del gobierno no existe la opción de recibir semillas nativas o de recibir ayuda para cultivar maíz de una manera tradicional. Los programas hacen que sea más caro producir maíz nativo, y se aseguran de que los campesinos se vuelvan consumidores dependientes de semillas y tecnologías extranjeras.

Lea la declaración del Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo de Oaxaca acerca delPrograma de Agricultura de Autoconsumo en Oaxaca.

A pesar de la falta de apoyo del gobierno y de la presión para que participen en estos programas, los campesinos e indígenas siguen resistiendo.

En Julio, campesinos, organizaciones y activistas presentaron una demanda legal colectiva en contra de las autoridades federales y las compañías que han sido participes en la legalización y el cultivo de transgénicos en México. El 10 de Octubre un juez federal falló a su favor, suspendiendo todos cultivos y planes para cultivar transgénicos en México hasta que se resuelvan una serie de demandas relacionadas con el tema. Esto ha ofrecido esperanzas de que algún día los cultivos transgénicos serán permanentemente prohibidos en el suelo mexicano. ¡La lucha sigue!

En la Feria de la Milpa escuché a muchas personas hablar acerca de las posibles soluciones para los problemas del campo: que el gobierno apoye el uso de las semillas nativas y las técnicas de cultivo ancestrales, que se valore y se apoye el conocimiento indígena, y que se mejoren las técnicas de producción de una manera respetuosa con el medio ambiente y la manera de vida indígena.

Al recordar las caras y las voces de los campesinos que conocí en Santa Gertrudis, pienso en todas las personas en los Estados Unidos que están peleando batallas muy parecidas en contra de los transgénicos, los monocultivos, y los agroquímicos. En Estados Unidos la gente tiene la responsabilidad adicional de hacer que su gobierno y las compañías estadounidenses se hagan responsables por su papel en la implementación de tantas políticas neoliberales que afectan a los países del sur. Mientras trabajamos juntos, de manera transnacional, me siento segura de que podremos ganar esta pelea.



 

¡Involúcrate!

Más información:


Wednesday, August 21, 2013

Viaje con Acción Permanente por la Paz Pone el Foco en los Temas de la Soberanía Alimenticia y la Inmigración


por Joan Fumetti

Se ha dicho que el privilegio es invisible para los que lo tienen. Nuestro viaje a Oaxaca nos ofreció una oportunidad única de analizar nuestras vidas, la fuente de nuestra información cotidiana, y las políticas de nuestro gobierno a través de los ojos de los pueblos indígenas, cuya vida diaria se ve afectada por la nuestra.

Nuestro objetivo era escuchar, reflexionar, y aprender lo que podría significar vivir en solidaridad con las personas que están inmersas en las tradiciones y culturas que - aunque frecuentemente cuestionadas y despreciadas - siguen siendo una fuente vibrante de fuerza y visión compartida.


De esta manera, fue apropiado que un grupo de personas de Iowa se aventuraran al lugar donde el maíz fue domesticado. "El aspecto más impresionante de la historia del maíz es lo que nos muestra sobre la capacidad de los agricultores de hace 9.000 años.” (el periódico New York Times: Remarkable Creatures: Seguimiento de la ascendencia de maíz hace 9000 años). Al escuchar a los descendientes
de estos ‘pioneros de la genética, empezamos a ver a el maíz con la misma reverencia que ellos le otorgan. El maíz es la vida en Oaxaca, no sólo una mercancía. Durante nuestra delegación nos enteramos de la preocupación que tienen los Oaxaqueños por la pureza y la biodiversidad de las semillas nativas. Ellos tratan de proteger su maíz de la contaminación por el maíz transgénico que se cultiva aquí en Estados Unidos.

Sin importar nuestra postura sobre el sistema alimenticio de los Estados Unidos, fue evidente que las voces que escuchamos tienen que ser parte de la conversación en curso. Una 'talla única' no es una buena política agrícola en un mundo con contextos tan diferentes: contextos culturales, geográficos y regionales. Tenemos que ampliar la conversación para que los intereses corporativos y gubernamentales de los Estados Unidos sean cada vez más sensibles a estas realidades humanas.

Nuestro estudio sobre las raíces de la inmigración nos reveló los efectos devastadores que el TLCAN ha tenido en el sector agropecuario mexicano y que afecta a los campesinos oaxaqueños en particular. La gran mayoría de los productores oaxaqueños cultiva el maíz para el consumo local y la demanda siempre ha sido alta. Cuando el maíz barato estadounidense inundó el mercado mexicano después del TLCAN, los agricultores locales no pudieron competir por una parte del mercado. Las comunidades se fragmentaron cuando los hombres, particularmente, sentían que su única opción para obtener ingresos sostenibles era la migración. Muchos de ellos vienen a los Estados Unidos donde trabajan en nuestro sector agrícola, tan incansablemente como habían trabajado en sus tierras

La hospitalidad acogedora que nos ofrecieron las mujeres de una cooperativa de tejedoras fue conmovedora (tanto en el pueblo como en las casas donde nos alojaron, los hombres estaban notablemente ausentes.) Ellas forman un grupo fuerte y resistente del cual nos enamoramos.

Todo esto nos obliga a compartir la historia real de la migración, y el hecho de que la migración rompe los corazones de las comunidades. La gente, en general, quiere quedarse en casa con sus familias y ganarse la vida a través de un trabajo digno.

Regresamos a casa enriquecidos y con ganas de compartir nuestras reflexiones. Al compartir con otros, esperamos que los lazos que hemos observado y experimentado ayuden a los demás a comprender la importancia de enfrentar el tema de la inmigración y de los sistemas de producción de comida de una manera compasiva y sensata.