La versión original de este articulo fue publicada en inglés en Latin Correspondent.
Hasta el momento, el
2015 pareciera ser un año alentador para los diálogos de paz entre el estado
colombiano y la insurgencia más grande, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC). Después de una breve suspensión en noviembre del 2014, retomaron
las negociaciones y desde entonces las FARC han honrado un cese al fuego
unilateral. En enero, el presidente colombiano Juan Manuel Santos pidió a los representantes del estado que comenzaran evaluar las
condiciones para un histórico cese al fuego bilateral. Y el 20 de febrero, EE.UU demostró su respaldo
más fuerte a los diálogos hasta la fecha con el nombramiento del enviado especial Bernard
Aronson.
Cuatro días después, las
Comunidades Construyendo Paz en los
Territorios
(CONPAZ), una red de 117 comunidades colombianas en 11 departamentos, dio su
primer encuentro nacional, ‘’De la Operación Génesis al otro génesis’’, una
referencia a la masacre de 1997 llevada a cabo por el ejército colombiano contra
las comunidades afro-colombianas en Cacarica, Chocó, cerca de la frontera con
Panamá.
Casi 5.000 personas huyeron de la violencia y pudieron
regresar a sus tierras hasta el 2000 a través del establecimiento de zonas
humanitarias—zonas libres de actores armados—con el acompañamiento de
organizaciones colombianas e internacionales.
Desde entonces los
1.500 habitantes de los espacios humanitarios que acoge las Comunidades de
Autodeterminación, Vida y Dignidad (CAVIDA) en Cacarica han formado vínculos
con otras comunidades afros, indígenas y campesinas alrededor del país que
están utilizando estrategias parecidas para reclamar no-violentamente su
territorio y resistir contra el desplazamiento y la violencia, con el fin de
construir una paz duradera radicada en sus derechos culturales y territoriales.
Esta red, CONPAZ, actualmente representa a 30.000 personas alrededor de
Colombia.
‘’Somos conscientes de
que actualmente avanzan diálogos en La Habana que pretenderán terminar el
conflicto armado. Pero el conflicto armado es sola una expresión de otras problemas
sociales como la injusticia, la desigualdad, la avaricia y otros intereses
poderosos que quisieran apoderarse de nuestras tierras, nuestros cuerpos y
nuestras almas’’, aseveraron representantes de Conpaz en una declaración que
dio inicio al espacio.
La organización
entregó una propuesta para una comisión de la verdad al
gobierno colombiano en el 2014, y ha enviado a tres representantes para
participar en la mesa de víctimas en La Habana (amenazados por hablar).
A pesar de la aparente
fuerza el proceso de paz, en los recientes meses se ha visto un aumento
alarmante en las amenazas y ataques contra los defensores de derechos humanos
en Colombia. Sólo en el 2014, más de 600 defensores de derechos humanos fueron amenazados o atacados, y 55 fueron asesinados. El número total
de amenazas representa un aumento del 71 por ciento comparado con el 2013. En enero
del 2015 hubo otra ola de amenazas, de las cuales la gran mayoría
nunca fueron investigadas.
En más de la mitad de
los casos, las amenazas fueron atribuidas a Las Águilas Negras y Los Rastrojos, los descendientes de grupos
paramilitares que han gozado de alianzas estrechas con narcotraficantes y la
élite política y económica colombiana y las empresas multinacionales. Estos sectores poderosos tienen un
interés particular en asegurar que la verdad nunca salga a la luz—inclusive si esto
significa silenciar a sus antiguos aliados.
‘’Si alguien como González Del Rió quiere contar la verdad, ¿existen
garantías de que podría hablar?’’ dijo Danilo Rueda, uno de los coordinadores
de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz en una discusión de panel.
Coronel González del
Rió salió en las noticias el año pasado por su papel en un gran escándalo de corrupción, y
finalmente colaboró con la Fiscalía bajo cargos de tráfico de armas a grupos neo
paramilitares. Desde entonces ha nombrado a algunos de sus comandantes
superiores en ejecuciones extrajudiciales.
‘’Hemos escuchado de
ustedes que aún más importante que la cárcel es la verdad. Hay propuestas para
modelos de justicia restaurativa con condiciones dignas, pero ¿serán escuchadas
en La Habana?’’
No hay soluciones de talla única
Los participantes
distinguieron entre los responsables de violaciones de derechos humanos e
hicieron un llamado para una comisión de la verdad que aborde a los más altos
responsables.
‘‘Matar desde un
escritorio a través de dar órdenes, firmar cheques y limpiar territorio para la
ganadería extensa, la palma y aumentar las grandes extensiones de tierra versus
matar por disparar un arma’’, dijo abogado y asesor al proceso de paz Carlos A.
Ruiz. ‘’La justicia transicional tiene que diferenciar entre los diferentes
tipos de responsabilidad en el conflicto. Los más responsables están en el
Palacio de Nariño. Operan bajo la lógica de corbatas, no la lógica de
uniformes’’.
‘’Tenemos que nombrar
nombres como Álvaro Uribe Vélez’’, dijo, refiriéndose al expresidente y actual
senador colombiano, que es uno de los críticos más vocales del proceso de paz y
que ha sido nombrado en varios escándalos de derechos humanos. Uribe y otros miembros de su
partido derechista el Centro Democrático comenzó una gira internacional en contra del proceso de paz en
Washington D.C. el 11-12 de febrero, aunque el anuncio del enviado especial al
proceso de paz por el Departamento de Estado apenas una semana después sugiere
que la insistencia uribista de que el conflicto pueda ser ganado con la fuerza
militar está perdiendo popularidad allá.
¿Una historia oficial?
El 10 de febrero, la
Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas publicó su informe oficial sobre las causas del conflicto, pero
los 12 académicos que participaron no pudieron llegar a un acuerdo sobre las causas
raíces y en su lugar publicaron una compilación de ensayos distintos, que son
más de 800 páginas en su totalidad.
Conpaz también desafió
la idea de que pueda existir una versión oficial del conflicto colombiano.
Cualquier informe, según ellos, tendrá que ser informado y enriquecido por las
experiencias de las víctimas quienes han vivido en carne propia la guerra en
Colombia.
En todo caso,
organizaciones como Conpaz insisten en que no serán calladas.
‘’Quiero felicitarlos
a todos y decirles que no hay que temer ante el adversario, porque por el hecho
de no tener temor hoy estamos aquí. Y la verdad nos hace libres’’, dijo una líder
de Cacarica al grupo.