Por Sara Velimirovic
En Latinoamérica, entre 2006 y 2011, la población de mujeres encarceladas aumentó de 40.000 a más de 74.000, según un nuevo informe. Esta cifra asombrosa es un resultado directode la políticas exteriores de EEUU, las cuales se han convertido en herramientas de injusticia en Latinoamérica.
El 17 de julio, el Washington Office on Latin America organizó una sesión informativa en el congreso sobre el impacto del encarcelamiento masivo en las mujeres de las Américas para discutir oportunidades de reformar sentencia. Una de los oradores, Luciana Boiteux, profesora de ley criminal y criminología en la Facultad de Ley en La Universidad Federal de Rio de Janeiro, discutió las cifras asombrosas del encarcelamiento de mujeres en Brasil.
Según Boiteux, Brasil tiene la cuarta población encarcelada más grande del mundo, la cual ha aumentado siete veces desde el final de los años 1970, cerca de la época cuando EEUU empezó a exportar su ideología de ser estricto con los crímenes de las drogas a Latinoamérica. la Profesora Boiteux indicó que el narcotráfico es el segundo delito más común que resulta en encarcelamiento en Brasil.
Aunque no es una noticia que el problema brasileño del encarcelamiento masivo es un resultado directo de la Guerra Contra las Drogas dirigida por EEUU, seguimos descubriendo sus efectos devastadores en poblaciones de Latinoamérica. Un nuevo informe por el Open Society Foundation examina el impacto de las políticas de las drogas en las mujeres particularmente, detallando temas que afectan específicamente esta porción de la población.
“Se encarcela una proporción grande de mujeres por cometer un crimen relacionadoal narcotráfico, particularmente por trasladar las drogas (mulas) a petición de sus parejas,” según el informe.
Además, Andrea James, la fundadora de Families for Justice as Healing discutió durante la mesa redonda el fenómeno nombrado “el problema de la novia” - una situación en donde una mujer relacionada con un narcotraficante, termina cumpliendo sentencias más largas que la de él. En este caso, se condena a la mujer por haber manejado el carro de su pareja o por estar presente durante el planeamiento de tratos grandes, y el hombre es capaz de reducir su sentencia por negociar con la policía por tener información valiosa sobre el trato. Como dijo Rashida Manjoo, la Reportera Especial de NNUU de Violencia Contra la Mujer, en 2013, “Mujeres que cometen narcocrímenes de bajo nivel se encuentran cumpliendo sentencias mientras ofensores más graves escapan frecuentemente por entrar en acuerdos en los cuales admiten ser culpables para reducir sus sentencias.”
Combinado con el hecho de que muchas mujeres encarceladas son las encargadas principales de niños, desempleadas, y de bajo nivel socio-económico, la sentenciapenal llega a ser “no por razones criminales, sino por exclusión social,” indicó Boiteux. La Guerra Contra las Drogas, concluye ella, “es una guerra contra las mujeres negras y pobres,” mostrando como la ley se ha convertido en una herramienta de injusticia.
¿Cómo está involucrada EEUU en esta injusticia?
Aunque es bien conocido que EEUU ayudó países latinoamericanos con la instalación las políticas de la Guerra Contra las Drogas en los años 1970 y 1980, mucha gente son ignorantes del hecho de que EEUU continua este “apoyo” hoy en día. Por ejemplo, ayuda estadounidense antidrogas a Brasil “se acumuló en $2 millones en el año fiscal 2011, $3.5 millones en el año fiscal 2012, y $1.9 millones en el año fiscal 2013.” Esto incluyó capacitaciones de la policía brasileña como parte de actividades extranjeras de la Administración para el Control de Drogas (DEA).
Aunque el presupuesto principal de la DEA viene del Departamento de Justicia, sus programas de intervención extranjera se financia por otra filial – el Departamento Estatal Estadounidense. El vínculo entre estas dos oficinas es la Agencia de Estupefacientes Internacionales y Orden Público. Esta oficina ayuda en la capacitación y educación de agencias del orden en países como Brasil, cuyas políticas dañinas de justicia penal están arruinando las vidas de muchas de sus mujeres.
Aunque los datos muestran que las políticas exteriores de EEUU se han convertido en herramientas de injusticia, hay esperanza en el horizonte. La reforma de la justicia penal está en el ojo público mucho en estos días y el tema se vincula cada vez más con los resultados dañinos de la Guerra Contra las Drogas. La conmutación de pena del Presidente Obama de sentencias para 46 narcoofensores en EEUU muestra la importancia que tiene este momento para cambiar las leyes injustas no solo en EEUU, sino en Latinoamérica también.
Finalmente, ante los afectos devastadores que la políticas de drogas han tenido en las mujeres en Latinoamérica, es el momento correcto para exigir un cambio y parar el uso de la ayuda militar estadounidense para causa injustas.
Tuesday, August 18, 2015
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