Friday, June 28, 2013

2009 Coup d’etat: Violence Continues, and so Does Resistance

It is impossible for me to imagine what they´re going through. “Every day we think about what could happen. There are children living there,” they told me. In my head I pictured the house I grew up in that sits on a small farm in rural Minnesota. I thought of the memories my family and I share there. I became who I am in that house. What if someone came when I was a child and took it all away? What if that house were burned to the ground with all our possessions inside? What if there were nothing we could do to stop it because it was a legal eviction and the people demolishing our home were members of the U.S. police and military? This is precisely what is happening to many Honduran families and their homes in San Isidro, a rural community in Honduras´ Aguán Valley.

It´s not U.S. police or military in this case; the security forces are Honduran.  But they receive U.S. tax dollars just the same. This money goes to arm and train the same forces that are leaving families without their homes. Members of San Isidro had a victory last year when the local court ruled that the land they live on is rightfully theirs. Months later the lawyer who was carrying the case, Antonio Trejo, was murdered.  The landowner’s attorney had the court overturn its decision. Now the land the people of San Isidro live on, and thus, the houses they live in, legally belong to “the richest man in Honduras,” Miguel Facussé. To protect his land he has contracted private security guards.  “They`re basically paramilitaries,” I was told by one community member.  “They all work together, the police, the military and Facussé´s private guards.”  Rather than protect the people of Honduras, the Honduran police and military are collaborating to protect the richest man of Honduras so that he can become even richer.

Today marks the 4th anniversary of the 2009 Honduran coup d’etat. In the four years since the coup, stories similar to this one have played out far too many times across the Aguán Valley. Groups of small farmers have worked to prevent their evictions, to maintain their right to work the land and harvest food for their families. Large landowners have evicted them with force and targeted attacks and assassinations. In 2011 President of the Movimiento Auténtico Renovador Campesino, Secundino Ruiz Vallecillo, was murdered. In 2012 José Braulio Díaz Lopez, secretary of El Tranvio / the Associative Peasant Enterprise, was also murdered. They are among the more than 100 campesinos who have been killed in the Aguán Valley since 2009. And, since the coup d’etat has created a situation of mass impunity, few if any cases have been successfully brought to court.

Across Honduras, we can see similar patterns. The Honduran government has made numerous concessions of land and rivers for mining projects and hydroelectric dams, often against the wishes of the communities living in those areas. When the communities have stood up for their rights, they've faced intimidation, militarization, and armed repression. The case of Berta Cáceres, the general coordinator of the Council of Popular and Indigenous Organizations of Honduras (COPINH), who was detained by the government and brought to trial, is only one recent example of retaliatory actions against human rights defenders who are standing up to corporations. In a further concession to corporate interests, the Congress has also passed a law authorizing the creation of "Model Cities" - zones open for economic development by a variety of Honduran and international interests, free to establish their own budgets and create incentives for investment, "in which the constitution itself doesn't apply."


Rio Blanco community members and COPINH
protest the hydroelectric dam project, May 2013
Photo credit: CICA

U.S. military aid is contributing to the abuse of Honduran human rights defenders. We must tell our representatives to end military aid to Honduras. U.S. tax dollars should not pay to demolish small farmers' homes. U.S. activists in solidarity with Honduras have made some progress in the last four years: the State Department has redirected a small part of the millions that it gives the Honduran police while the police chief is investigated for his links to human rights abuses.

But much more work remains. Dana Frank reports: "U.S. military expenditures for Honduras in particular have gone up every year since 2009....at $67.4 million, 2012 Defense Department contracts for Honduras are triple those of 10 years ago. The U.S. spent $25 million last year to make the U.S. barracks at the Soto Cano air base permanent, and $89 million to keep 600 U.S. troops based there. U.S. direct aid to the Honduran military and police continues to climb as well."

As we reflect on the four years since the coup occurred, we remember our Honduran brothers and sisters whose commitment to basic human rights and dignity in Honduras has cost them their lives. We must continue to demand that the U.S. withdraw financial and diplomatic support for the Honduran government until attacks like these cease.

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Golpe de Estado de 2009: Sigue la violencia, y también la resistencia

Es imposible imaginar lo que están pasando. "Cada día pensamos en lo que podría suceder. Hay niños que viven allí,” me dijeron. Veo la imagen de  la casa en que crecí, la cual se ubica en una pequeña finca en una zona rural de Minnesota. Pensé en los recuerdos que mi familia y yo compartimos allí. La persona que soy se hizo en esa casa. ¿Y si alguien hubiera venido cuando yo era niño y se lo hubiera llevado todo? ¿Y si la casa se hubiera quemado completamente con todas nuestras pertenencias adentro? ¿Y si no hubiera nada que se pudiera hacer para detenerlo porque era un desalojo legal, y la gente demoliendo nuestra casa eran miembros de la policía y militares de los EE.UU.? Esto es precisamente lo que está sucediendo con muchas familias hondureñas y sus hogares en San Isidro, una comunidad rural en el Bajo Aguán de Honduras.

En este caso no son policías y militares de los EE.UU., sino que las fuerzas de seguridad son hondureñas. Pero aún así, reciben dinero de los contribuyentes de los Estados Unidos. Este dinero se ocupa para armar y entrenar a las mismas fuerzas que están dejando a las familias sin sus hogares. Los miembros de la comunidad de San Isidro tuvieron una victoria el año pasado, cuando el tribunal local dictaminó que la tierra en la que viven es suya por derecho. Unos meses después , el abogado que llevaba el caso, Antonio Trejo, fue asesinado. El abogado del propietario de la tierra pidió al tribunal que se revocara la decisión. Ahora, la tierra en que vive la comunidad de San Isidro, y por lo tanto, las casas en las que viven, legalmente pertenecen al "hombre más rico de Honduras," Miguel Facussé. Para proteger su tierra, ha contratado a guardias de seguridad privados. "Ellos básicamente son paramilitares,” me dijo uno de los miembros de la comunidad. "Todos trabajan juntos, la policía, los militares y los guardias privados de Facussé." En lugar de proteger al pueblo de Honduras, la policía y los militares hondureños están colaborando para proteger al hombre más rico de Honduras para que pueda volverse aún s rico.

Hoy se cumple el cuarto aniversario del golpe de estado de Honduras que se llevó a cabo en el 2009. En los cuatro años desde el golpe, historias similares a ésta se han visto demasiadas veces en el Bajo Aguán. Grupos de campesinos han trabajado para evitar su desalojo, para mantener su derecho a trabajar la tierra y cosechar los alimentos para sus familias. Los grandes terratenientes los han desalojado con fuerza, ataques, y asesinatos. En el 2011 el presidente del Movimiento Auténtico Renovador Campesino, Secundino Ruiz Vallecillo, fue asesinado. En 2012 José Braulio Díaz López, el secretario de El Tranvio / la Empresa Asociativa Campesina de Producción, también fue asesinado. Se encuentran entre los más de 100 campesinos que han sido asesinados en el Bajo Aguán desde 2009. Y, como el golpe de estado ha creado una situación de impunidad masiva, muy pocos o ninguno de los casos se han presentado con éxito ante los tribunales.

A través de Honduras, se pueden ver historias similares. El gobierno de Honduras ha hecho numerosas concesiones de tierras y ríos para proyectos de minería y represas hidroeléctricas, muchas veces en contra de los deseos de las comunidades que viven en esas zonas. Cuando las comunidades han defendido sus derechos, han sufrido intimidación, una militarización, y represiones armadas. El caso de Berta Cáceres, la coordinadora general del Consejo de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), quien fue detenida por el gobierno y llevada a juicio, es sólo un ejemplo reciente de las medidas de represalia contra los defensores de los derechos humanos de los que están protestando contra las corporaciones. En otra concesión a los intereses corporativos, el Congreso también ha aprobado una ley que autoriza la creación de "ciudades modelo" - zonas abiertas para el desarrollo económico de una variedad de intereses hondureños e internacionales, con la libertad de establecer sus propios presupuestos y crear incentivos para la inversión, "en los cuales la propia Constitución no se aplica."

Rio Blanco community members and COPINH
protest the hydroelectric dam project, May 2013
Fotografia: CICA

La ayuda militar de los EE.UU. está contribuyendo a los abusos de los hondureños defensores de los derechos humanos. Hay que decirles a nuestros representantes que se acabe la ayuda militar a Honduras. Los impuestos de los estadounidenses no deberían de pagar para demoler los hogares de los campesinos. Los activistas de Estados Unidos en solidaridad con Honduras han logrado algunos avances en los últimos cuatro años: el Departamento de Estado ha reorientado una pequeña parte de los millones que le da a la policía de Honduras, mientras que el jefe de la policía es investigado por sus vínculos con los abusos de los derechos humanos.

Pero queda mucho más trabajo. Dana Frank informa: "Los gastos militares de EE.UU. para Honduras en particular han aumentado cada año desde 2009 ....sumando $67.4 millones en el 2012, los contratos  del Departamento de Defensa para Honduras son tres veces más altos que los de hace 10 años. Los EE.UU. gastaron $25,000,000 el año pasado para hacer permanente los  cuarteles de EE.UU. en la Base Aérea Soto Cano, y $89 millones para mantener a 600 tropas estadounidenses allí. Las ayudas directas de los EE.UU. a la policía y los militares hondureños siguen subiendo también."

Al reflexionar sobre los cuatro años desde que se produjo el golpe de estado, recordamos a nuestros hermanos y hermanas hondureños y hondureñas cuyo compromiso con los derechos humanos básicos y la dignidad en Honduras les ha costado la vida. Tenemos que seguir exigiendo que los EE.UU. retire el apoyo financiero y diplomático para el gobierno de Honduras hasta que ataques como estos cesen.

Wednesday, June 19, 2013

Partial Victory for Human Rights Defender in Honduras; The Struggle Continues


Five members of the Honduran National Police guarded the entrance of the court in Santa Barbara, Honduras. A crowd stood in front of them, chanting: “Our land is not for sale! It should be taken care of and defended!”
 A late afternoon rain started to fall but the crowd didn't disperse, because the moment they’d been waiting for all day had arrived. The gates opened and Berta Caceres emerged to let them know the verdict.

Witness for Peace has previously written about the detention of Berta Caceres, coordinator of the Council of Popular and Indigenous Organizations of Honduras (COPINH). On May 24th, Berta was detained by the Honduran military, after a week of traveling and speaking out against the construction of a hydroelectric dam in the communities of Rio Blanco. She was held overnight and subsequently granted a conditional release, on the basis that she report to the court in Esperanza every week and she not leave the country under any circumstances. Her hearing was scheduled for June 13th at the Santa Barbara court.


Military presence in the center square in Santa Barbara on the day of
Berta Caceres's trial.
Photo by Witness for Peace Nicaragua/Honduras team
As members of the Witness for Peace Nicaragua/Honduras team, we headed to the court that morning. We observed a truck full of members of the Honduran army pulling up to the center square, which is two blocks away from the location of both the court hearing and the rally in support of Berta. Various officers, armed and wearing fatigues, were stationed on the side of the square closest to the rally. Additionally, about 15 members of the National Police were stationed at various points along the block where the activity was taking place.


Upon our arrival to the entrance of the court, we witnessed a crowd upwards of 70 people. Members of the crowd led spontaneous chants. One by one, representatives of indigenous organizations, campesino cooperatives and organizations, and women´s organizations spoke up. They called for the charges against Berta to be dropped and her full rights as a citizen be restored. They condemned those companies across Honduras that are taking advantage of land and rivers to develop mining projects, hydroelectric dams, and large-scale agriculture, without the consent of the local communities. They further condemned the militarization, intimidation, and violent repression against those who are organizing and defending their communities against members of the Honduran police, Honduran military, and private security forces.

Witness for Peace met Santos Dominguez, a resident of La Union, who spoke at the rally. She explained that since April 1st, members of her community and the nearby communities in the Rio Blanco region have been occupying a section of the local highway to protest the construction of the hydroelectric dam by the Chinese company Sinohydro – the same project Berta Caceres had been speaking up about in the week before she was detained. Santos told us that the company consulted only with a handful of community members before initiating the project – one person from La Union, and between one to three other people from each of the nearby communities. These opinions were not representative of the communities on the whole, she said. She spoke of a recent day when 30 police officers arrived at the location where the highway was occupied, trying to intimidate community members. She added that on five separate accounts, community members had been forcibly removed from the location. “They look at us as if we were nothing. They don’t respect us,” she said.

Santos, along with many others who are defending their community and their right to protect its natural resources, showed up on the day of the hearing to stand in solidarity with Berta. After a day outside under the hot sun, the crowd heard the verdict. The judge rejected the evidence presented by the accusing party, and as such the restrictive measures on Berta were lifted. She is no longer required to conduct weekly check-ins and is now permitted to leave the country. The case remains open for the time being. The result fell short of what her attorneys believe she deserved: the charges completely dropped and her rights fully restored. However, they qualified it as a victory.

Berta Caceres speaks to reporters after announcing the verdict.
Photo by Witness for Peace Nicaragua/Honduras team

In the case of Berta, a victory has been won against the alliance between large-scale business interests and elements of the Honduran security forces who seek to intimidate and violently repress human rights defenders. Yet the fight is long from over; Berta and other human rights defenders remain vulnerable. In conversations we had throughout the day with various members of communities that are being militarized, the Witness for Peace team heard strong support for U.S. campaigns seeking to end U.S. funding for Honduran security forces. We call on all U.S. citizens who want to stand in solidarity with Hondurans facing extreme repression, to join in this fight.
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Victoria Parcial para Una Defensora de los Derechos Humanos en Honduras; Sigue la Lucha


Cinco miembros de la Policía Nacional de Honduras guardaban la entrada del juzgado de Santa Bárbara, Honduras. La multitud de gente se ubicó en frente y gritó: “¡La tierra no se vende! ¡Se cuida y se defiende!” Era una tarde lluviosa pero eso no detuvo a la gente, porque el momento que estaban esperando había llegado. El portón se abrió y Berta Cáceres apareció para anunciar el veredicto.

Acción Permanente por la Paz ha escrito anteriormente sobre la detención de Berta Cáceres, coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH). El 24 de mayo, Berta fue detenida por el ejército hondureño una semana después que ella se encontrara viajando y alzando la voz en contra de la construcción de la represa hidroeléctrica en la comunidad de Rio Blanco. Fue detenida toda la noche y fue liberada bajo las condiciones que ella se presentara a la corte cada semana y que no saliera del país bajo ninguna circunstancia. Su audición fue programada para el 13 de junio en el juzgado de Santa Bárbara.

Como miembros del equipo de Nicaragua/Honduras de Acción Permanente por 
Presencia militar en el centro de Santa Barbara
en el dia de la audiencia de Berta Caceres.
Foto por el equipo de Nicaragua/Honduras,
 Accion Permanente por la Paz
la Paz, nos fuimos al juzgado esa mañana. Observamos que había una camioneta llena de miembros del ejército que se encontraban ubicados en la plaza del centro, apenas dos cuadras de donde iba ser la audición y donde se encontraba la multitud apoyando a Berta. Varios oficiales, armados y con uniforme, estaban estacionados por el lado de la plaza más cercana a la marcha. Unos miembros de la policía nacional estaban también ubicados en varios lugares de la cuadra donde estaba pasando la actividad.

Cuando llegamos a la entrada de la corte, nos dimos cuenta que la multitud de gente era alrededor de 70 personas. Las personas presentes dirigían cantos espontáneos. Uno por uno, representantes de organizaciones indígenas, cooperativas y organizaciones de campesinos, y organizaciones de mujeres hablaron. Exigían que los cargos de Berta fueran retirados y que sus derechos fueran completamente restaurados. También condenaron aquellas empresas por todo Honduras que están aprovechando de las tierras y ríos para desarrollar proyectos mineros, represas hidroeléctricas, y agricultura de gran escala, sin el consentimiento de las comunidades locales. Además de eso, también condenaron la militarización, intimidación, y represión violenta hacia todos aquellos que organizan y defienden sus comunidades en contra de miembros de la policía, ejercito, y fuerzas de seguridad privadas.

Acción Permanente por la Paz conoció a Santos Domínguez, una residente de La Unión, quien dio un discurso en la actividad. Ella nos explicó que desde el 1ro de abril, miembros de su comunidad y de comunidades vecinas en la región de Rio Blanco han estado ocupando una sección de la carretera local para protestar en contra de la construcción de la represa hidroeléctrica, llevada a cabo por la empresa china, Sinohydro - el mismo proyecto que Berta Cáceres estaba protestando en contra, la semana antes que fue detenida. Santos nos dijo que la empresa solamente consultó con unos cuantos miembros de la comunidad antes de iniciar el proyecto, con una persona de La Unión, y de cada una de las comunidades vecinas entre una a tres personas. Sus opiniones no representan a toda la comunidad, nos dijo. Ella habló de un día reciente cuando 30 miembros de la policía llegaron al lugar donde tenían ocupada la carretera. Agregó que en 5 instancias los miembros de la comunidad habían sido forzados a irse. “Nos miran como si no fuéramos nada. No nos respetan,” nos dijo.

Santos, junto con los demás quienes defienden su comunidad y sus derechos en proteger sus recursos naturales, llegaron el día de la audiencia de Berta para estar en solidaridad con ella. Después de pasar todo el día bajo un sol fuerte, la multitud escuchó el veredicto. El juez negó la evidencia presentada por los acusadores, y como tal, las medidas sustitutivas impuestas hacia ella han sido retiradas. Ya no es requisito que ella se reporte a la corte semanalmente, y es permitida salir del país. El caso aun se mantiene pendiente por el momento. Los resultados caen cortos de lo que sus abogados calificarían una victoria total, que seria los cargos completamente retirados y sus derechos restaurados. Sin embargo, lo calificaron como una victoria de todas maneras.

Berta Caceres habla con unos periodistas despues de anunciar el veredicto.
Foto por el equipo de Nicaragua/Honduras,
Accion Permanente por la Paz

En el caso de Berta, ha sido una victoria en contra de la alianza entre los intereses de los negocios de alta-escala, y los elementos de las fuerzas de la seguridad de Honduras, quienes buscan intimidar y violentamente oprimir a los defensores de los derechos humanos. Aun la lucha está muy lejos por terminar; Berta y los demás defensores permanecen vulnerables. En conversaciones que tuvimos durante este día, escuchamos de varios miembros de la comunidad que han sido militarizados, su fuerte apoyo para las campañas estadounidenses que buscan terminar las fuentes de fondos estadounidenses para las fuerzas de seguridad hondureñas. Llamamos a todos los ciudadanos estadounidenses que quieren estar en solidaridad con los hondureños que enfrentan represiones extremas, que se unan a nuestra lucha.


Tuesday, June 11, 2013

Honduran State Security Forces Continue Criminalizing Human Rights Defenders

by WfP Honduras Team

Berta Cáceres interviewed by Padre Melo
the night before she was detained
 Photo by Witness for Peace Honduras Team
It was late that night when we followed Berta Cáceres and Tomás Gomez Membreño out of Radio Progreso to their parked pick-up truck. Berta had just spoken on the program, América Libre (Free America) about the situation that an indigenous Lenca community is facing in the department of Intibucá. The street was quiet and mostly deserted except for a car parked directly behind theirs. Its motor was running and the windows were tinted. As we got into the truck the car drove away. Berta explained that they are under constant and heavy surveillance.   The following evening both she and Tomás were detained at a military checkpoint.

Since the indigenous community of Río Blanco began its peaceful resistance to the hydroelectric project Agua Zarca on April 1, the leadership of the Council of Indigenous and Popular Organizations of Honduras (COPINH) has been subject to death threats and intimidation. The week leading up to their detention the two activists had been traveling all over the country, tirelessly working to achieve the community's goal of removing the project from the river. They met with lawyers, sat down with President Lobo and his administration, and gave interviews. Upon their return they were stopped at a military checkpoint and taken to a police station. Tomás was released late that night with no charges and Berta was released the next day. Berta was charged with illegally carrying a firearm, a charge she categorically denies.  Berta’s lawyer asserts that the gun was planted to incriminate Berta. 


Since the June 2009 coup d’état, criminalization of human rights defenders has drastically escalated. The U.S. government has been criticized for its failure to denounce the 2009 coup and for U.S. tax dollars that continue supporting Honduran police and military forces in the name of the War on Drugs. These forces are now defending the Honduran company DESA and the Chinese company SINOHYDRO, developers of the Agua Zarca project. Other major funders of the project include the World Bank, Central American Bank for Economic Integration and FICOHSA, a Honduran bank.


Padre Ismael Moreno Coto’s (Padre Melo) analysis is that hydroelectric projects like this one are not created to generate “clean” energy as investors claim, but rather to put water at the service of mining companies. “They’re dirty projects,” he stated. He explained that the new mining law approved earlier this year by the Honduran Congress allots a percentage of company revenue to the police and military. Essentially, state security forces are being paid to defend projects like Agua Zarca. These same forces
are receiving training and supplies paid for by U.S. tax dollars. The Honduran military’s 1st Battalion of Engineers is working with the hydroelectric project. Their equipment can be seen inside the project’s fence in the photo below.


Honduran police and military
outside Agua Zarca on May 12th
Photo by CICA
The community of Río Blanco demands its right to informed prior consent as stipulated in Convention 169 of the International Labour Organization (which has been ratified by the Honduran government). The Convention refers to the protection of the rights of indigenous peoples.  Since the Lenca community of Rio Blanco has not consented to the project, they are demanding its removal. Berta shared that soldiers wearing Convention 169 badges have been knocking on doors in the community and speaking against COPINH with the intent of creating distrust and defaming the organization. However, some government officials employ any tactic to disqualify the community from the protections of the Convention. One of the government officials with whom Berta and Tomás met in Tegucigalpa went so far as to negate the Lenca identity of the Río Blanco community, declaring it to be not indigenous at all, but rather one of small scale ladino farmers.


The community of Río Blanco demands its right to informed prior consent as stipulated in Convention 169 of the International Labour Organization (which has been ratified by the Honduran government). The Convention refers to the protection of the rights of indigenous peoples.  Since the Lenca community of Rio Blanco has not consented to the project, they are demanding its removal. Berta shared that soldiers wearing Convention 169 badges have been knocking on doors in the community and speaking against COPINH with the intent of creating distrust and defaming the organization. However, some government officials employ any tactic to disqualify the community from the protections of the Convention. One of the government officials with whom Berta and Tomás met in Tegucigalpa went so far as to negate the Lenca identity of the Río Blanco community, declaring it to be not indigenous at all, but rather one of small scale ladino farmers.

It is indisputable that Berta and Tomás’s detention took place in the context of a country that's in the midst of an undeclared war against its own population; a country where defending human rights and speaking against impunity is deemed a crime by the state. Berta's trial has been set for June 13. From COPINH’s press release denouncing the incident, “For defense lawyer, Marcelino Martínez, this act is part of what is now becoming common practice in Honduras, one in which soldiers, who are trained to see citizens as the enemy, are authorized to take actions normally left to the police. As the lawyer asserts, the gun was planted to incriminate Berta… this is part of the criminalization of movement thanks to the militarization in this country, which is increasing every day.”

Fuerzas de seguridad del estado hondureño siguen la criminalización de defensores y defensoras de derechos humanos


por APP Equipo Honduras

Berta Cáceres entrevistado por Padre Melo
 la noche antes de que fue detenida
Foto por WfP Honduras
Ya era tarde la noche cuando seguimos a Berta Cáceres y Tomás Gomez Membreño cuando salieron de Radio Progreso a su camioneta estacionada afuera. Berta había hablado justo antes en el programa  América Libre sobre la situación que enfrentaba una comunidad indígena Lenca en el departamento de Intibucá.  La calle estuvo calma y casi vacía excepto un carro estacionado justo atrás del suyo. Su motor estuvo prendido y las ventanas con vidrio polarizado. Cuando subimos en la camioneta el otro carro se marchó. Luego Berta explicó que estaban constantemente vigilados. La tarde siguiente ella y Tomás fueron detenidos en un retén militar.

Desde que la comunidad indígena del Río Blanco empezó su resistencia pacífica contra el proyecto hidroeléctrico Agua Zarca el 1 de abril, los dirigentes del Consejo de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) han sido sujetos a amenazas de muerte e intimidación. La semana de su detención lxs dos activistas viajaban por todo el país trabajando sin descanso para lograr la meta de la comunidad de sacar el proyecto del río. Se reunieron con abogados, se sentaron con el presidente y su administración y dieron entrevistas. Luego de su regreso fueron parados en un retén militar y llevados a una posta policial. Tomás fue librado más tarde esa noche sin ningún cargo y Berta fue librada el próximo día. Berta fue imputada de portar una arma ilegal, que niega categóricamente. Su abogado  afirma que el arma fue planteada para incriminar a Berta.  

Desde el golpe de estado de 2009 la criminalización de defensores y defensoras de derechos humanos ha aumentado drásticamente. El gobierno de los Estado Unidos ha sido criticado por su falta de denunciar el golpe de 2009 y por los dólares de impuestos estadounidenses que siguen apoyando las fuerzas militares y policiales de Honduras en el nombre de la guerra contra el narcotráfico. Estas fuerzas actualmente están defendiendo la compañía hondureña DESA y la compañía china SINOHYDRO, desarrolladores del proyecto Agua Zarca. Otros grandes financiadores del proyecto incluyen el Banco Mundial, el Banco Centroamericano para la Integración Económica, y el banco hondureño FICOHSA.

El análisis de Padre Ismael Moreno Coto (Padre Melo) es que los proyectos hidroeléctricos como este no están creados para generar ‘energía limpia’ pero más bien para poner el agua al servicio de la minería. “Son proyectos sucios,” declaró. Él explicó que la nueva ley de minería aprobada este año por el congreso hondureño  asigna un porcentaje de ingresos de compañías a la policía y al ejército. Fundamentalmente las fuerzas de seguridad del estado están pagadas para defender proyectos como Agua Zarca. Estas mismas fuerzas reciben capacitación y provisiones pagados por impuestos estadounidenses. El 1º Batallón de Ingenieros del ejercito hondureño está trabajando con el proyecto hidroeléctrico. Se puede ver su equipo dentro de la cerca del proyecto en la foto abajo.

Militares y policías hondureños
fuera de los Aguas Zarcas
Foto por CICA
La comunidad de Río Blanco exige su derecho a su consentimiento informado y previo como es estipulado en el Convenio 169 de la Organización Internacional de Labor (que ha sido ratificado por el gobierno de Honduras). El convenio refiere a la protección de los derechos del pueblo indígena. Porque la comunidad Lenca de Río Blanco no ha dado su consentimiento al proyecto, exigen que salga del río.
Berta dijo que militares llevando medallas del Convenio 169 han estado tocando las puertas en la comunidad y hablando en contra del COPINH con la intención de generar desconfianza y difamar a la organización. Sin embargo, algunos oficiales del gobierno utilizan cualquier técnica para descalificar la comunidad de las protecciones del convenio. Uno de los oficiales del gobierno con quien se reunieron Berta y Tomás en Tegucigalpa hasta que negó la identidad Lenca de la comunidad de Río Blanco, declarando que ni fue indígena, pero más bien una comunidad de campesinos ladinos.

Según COPINH, DESA prometió a la comunidad que no privatizaría el río y que proveería mejoras significativas para la infraestructura (escuelas, calles, etc.). Pero durante la Semana Santa miembros de la comunidad fueron prohibidos de entrar al río que habían usado para generaciones. Aún no han visto nada de la infraestructura prometida. La comunidad se ha unido contra el proyecto y tiene mucho ánimo a pesar de la intimidación y acoso, según Berta. Tienen la esperanza que su resistencia seguida culminará en la terminación del proyecto. COPINH reporta que las fuerzas de seguridad del estado han estado llegando de las regiones alrededores. Muchos de los/las que viajaron para apoyar la movilización el 21 de mayo fueron parados/as en retenes que aparecían en la zona y revisados meticulosamente y también intimidados por la policía y los militares.

Es indisputable que la detención de Berta y Tomás se realizó en el contexto de un país en medio de una guerra no declarada contra su misma población, un país donde defender los derechos humanos y levantar la voz contra la impunidad se considera un crimen por el estado. El juicio de Berta es el 13 de junio. Del comunicado de COPINH denunciando el hecho, para el abogado defensor, Marcelino Martínez, “este hecho es parte de lo que ahora se está volviendo una práctica en Honduras donde elementos del ejército, que están formados para ver a la ciudadanía como enemiga, están autorizados a hacer acciones propias de la policía. Como asegura el abogado, fue sembrada un arma para inculpar a Berta… esto es parte de la criminalización de los movimientos que gracias a la militarización de este país, aumenta todos los días.”