by WfP Honduras Team
Berta Cáceres interviewed by Padre Melo the night before she was detained Photo by Witness for Peace Honduras Team |
It was late that night when we followed Berta Cáceres and Tomás Gomez Membreño out of Radio Progreso to their parked pick-up truck. Berta had just spoken on the program, América Libre (Free America) about the situation that an indigenous Lenca community is facing in the department of Intibucá. The street was quiet and mostly deserted except for a car parked directly behind theirs. Its motor was running and the windows were tinted. As we got into the truck the car drove away. Berta explained that they are under constant and heavy surveillance. The following evening both she and Tomás were detained at a military checkpoint.
Since the indigenous community of Río Blanco began its peaceful resistance to the hydroelectric project Agua Zarca on April 1, the leadership of the Council of Indigenous and Popular Organizations of Honduras (COPINH) has been subject to death threats and intimidation. The week leading up to their detention the two activists had been traveling all over the country, tirelessly working to achieve the community's goal of removing the project from the river. They met with lawyers, sat down with President Lobo and his administration, and gave interviews. Upon their return they were stopped at a military checkpoint and taken to a police station. Tomás was released late that night with no charges and Berta was released the next day. Berta was charged with illegally carrying a firearm, a charge she categorically denies. Berta’s lawyer asserts that the gun was planted to incriminate Berta.
Since the June 2009 coup d’état, criminalization of human rights defenders has drastically escalated. The U.S. government has been criticized for its failure to denounce the 2009 coup and for U.S. tax dollars that continue supporting Honduran police and military forces in the name of the War on Drugs. These forces are now defending the Honduran company DESA and the Chinese company SINOHYDRO, developers of the Agua Zarca project. Other major funders of the project include the World Bank, Central American Bank for Economic Integration and FICOHSA, a Honduran bank.
Padre Ismael Moreno Coto’s (Padre Melo) analysis is that hydroelectric projects like this one are not created to generate “clean” energy as investors claim, but rather to put water at the service of mining companies. “They’re dirty projects,” he stated. He explained that the new mining law approved earlier this year by the Honduran Congress allots a percentage of company revenue to the police and military. Essentially, state security forces are being paid to defend projects like Agua Zarca. These same forces
are receiving training and supplies paid for by U.S. tax dollars. The Honduran military’s 1st Battalion of Engineers is working with the hydroelectric project. Their equipment can be seen inside the project’s fence in the photo below.
Honduran police and military outside Agua Zarca on May 12th Photo by CICA |
The community of Río Blanco demands its right to informed prior consent as stipulated in Convention 169 of the International Labour Organization (which has been ratified by the Honduran government). The Convention refers to the protection of the rights of indigenous peoples. Since the Lenca community of Rio Blanco has not consented to the project, they are demanding its removal. Berta shared that soldiers wearing Convention 169 badges have been knocking on doors in the community and speaking against COPINH with the intent of creating distrust and defaming the organization. However, some government officials employ any tactic to disqualify the community from the protections of the Convention. One of the government officials with whom Berta and Tomás met in Tegucigalpa went so far as to negate the Lenca identity of the Río Blanco community, declaring it to be not indigenous at all, but rather one of small scale ladino farmers.
The community of Río Blanco demands its right to informed prior consent as stipulated in Convention 169 of the International Labour Organization (which has been ratified by the Honduran government). The Convention refers to the protection of the rights of indigenous peoples. Since the Lenca community of Rio Blanco has not consented to the project, they are demanding its removal. Berta shared that soldiers wearing Convention 169 badges have been knocking on doors in the community and speaking against COPINH with the intent of creating distrust and defaming the organization. However, some government officials employ any tactic to disqualify the community from the protections of the Convention. One of the government officials with whom Berta and Tomás met in Tegucigalpa went so far as to negate the Lenca identity of the Río Blanco community, declaring it to be not indigenous at all, but rather one of small scale ladino farmers.
It is indisputable that Berta and Tomás’s detention took place in the context of a country that's in the midst of an undeclared war against its own population; a country where defending human rights and speaking against impunity is deemed a crime by the state. Berta's trial has been set for June 13. From COPINH’s press release denouncing the incident, “For defense lawyer, Marcelino Martínez, this act is part of what is now becoming common practice in Honduras, one in which soldiers, who are trained to see citizens as the enemy, are authorized to take actions normally left to the police. As the lawyer asserts, the gun was planted to incriminate Berta… this is part of the criminalization of movement thanks to the militarization in this country, which is increasing every day.”
Fuerzas de seguridad del estado hondureño
siguen la criminalización de defensores y defensoras de derechos humanos
por APP Equipo Honduras
Berta Cáceres entrevistado por Padre Melo la noche antes de que fue detenida Foto por WfP Honduras |
Ya era tarde la noche cuando
seguimos a Berta Cáceres y Tomás Gomez Membreño cuando salieron de Radio
Progreso a su camioneta estacionada afuera. Berta había hablado justo antes en
el programa América Libre sobre la situación que enfrentaba una
comunidad indígena Lenca en el departamento de Intibucá. La calle estuvo calma y casi
vacía excepto un carro estacionado justo atrás del suyo. Su motor estuvo
prendido y las ventanas con vidrio polarizado. Cuando subimos en la camioneta el
otro carro se marchó. Luego Berta explicó que estaban constantemente vigilados.
La tarde siguiente ella y Tomás fueron detenidos en un retén
militar.
Desde que la comunidad indígena
del Río Blanco empezó su resistencia pacífica contra el proyecto hidroeléctrico
Agua Zarca el 1 de abril, los dirigentes del Consejo de
Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) han sido sujetos a
amenazas de muerte e intimidación. La semana de su detención lxs dos activistas
viajaban por todo el país trabajando sin descanso para lograr la meta de la
comunidad de sacar el proyecto del río. Se reunieron con abogados, se sentaron
con el presidente y su administración y dieron entrevistas. Luego de su regreso
fueron parados en un retén militar y llevados a una posta policial. Tomás fue librado más tarde esa noche sin ningún cargo y Berta fue librada
el próximo día. Berta fue imputada de portar una arma ilegal, que niega
categóricamente. Su abogado afirma que
el arma fue planteada para incriminar a Berta.
Desde el golpe de estado de 2009
la criminalización de defensores y defensoras de derechos humanos ha aumentado
drásticamente. El gobierno de los Estado Unidos ha sido criticado por su falta
de denunciar el golpe de 2009 y por los dólares de impuestos estadounidenses
que siguen apoyando las fuerzas militares y policiales de Honduras en el nombre
de la guerra contra el narcotráfico. Estas fuerzas actualmente están
defendiendo la compañía hondureña DESA y la compañía china SINOHYDRO,
desarrolladores del proyecto Agua Zarca. Otros grandes financiadores del
proyecto incluyen el Banco Mundial, el Banco Centroamericano para la
Integración Económica, y el banco hondureño FICOHSA.
El análisis de Padre Ismael
Moreno Coto (Padre Melo) es que los proyectos hidroeléctricos como este no
están creados para generar ‘energía limpia’ pero más bien para poner el agua al
servicio de la minería. “Son proyectos sucios,” declaró. Él explicó que la nueva ley de minería aprobada este año por el congreso hondureño asigna
un porcentaje de ingresos de compañías a la policía y al ejército.
Fundamentalmente las fuerzas de seguridad del estado están pagadas para
defender proyectos como Agua Zarca. Estas mismas fuerzas reciben capacitación y
provisiones pagados por impuestos estadounidenses. El 1º Batallón de Ingenieros
del ejercito hondureño está trabajando con el proyecto hidroeléctrico. Se puede
ver su equipo dentro de la cerca del proyecto en la foto abajo.
Militares y policías hondureños fuera de los Aguas Zarcas Foto por CICA |
La comunidad de Río Blanco exige su derecho a su
consentimiento informado y previo como es estipulado en el Convenio 169 de la
Organización Internacional de Labor (que ha sido ratificado por el gobierno de
Honduras). El convenio refiere a la protección de los derechos del pueblo
indígena. Porque la comunidad Lenca de Río Blanco no ha dado su consentimiento
al proyecto, exigen que salga del río.
Berta dijo que militares
llevando medallas del Convenio 169 han estado tocando las puertas en la
comunidad y hablando en contra del COPINH con la intención de generar
desconfianza y difamar a la organización. Sin embargo, algunos oficiales del
gobierno utilizan cualquier técnica para descalificar la comunidad de las
protecciones del convenio. Uno de los oficiales del gobierno con quien se
reunieron Berta y Tomás en Tegucigalpa hasta que negó la identidad Lenca de la
comunidad de Río Blanco, declarando que ni fue indígena, pero más bien una
comunidad de campesinos ladinos.
Según COPINH, DESA prometió a la
comunidad que no privatizaría el río y que proveería mejoras significativas
para la infraestructura (escuelas, calles, etc.). Pero durante la Semana Santa miembros
de la comunidad fueron prohibidos de entrar al río que habían usado para
generaciones. Aún no han visto nada de la infraestructura prometida. La
comunidad se ha unido contra el proyecto y tiene mucho ánimo a pesar de la intimidación
y acoso, según Berta. Tienen la esperanza que su resistencia seguida culminará
en la terminación del proyecto. COPINH reporta que las fuerzas de seguridad del
estado han estado llegando de las regiones alrededores. Muchos de los/las que
viajaron para apoyar la movilización el 21 de mayo fueron parados/as en retenes
que aparecían en la zona y revisados meticulosamente y también intimidados por
la policía y los militares.
Es indisputable que la detención
de Berta y Tomás se realizó en el contexto de un país en medio de una guerra no
declarada contra su misma población, un país donde defender los derechos
humanos y levantar la voz contra la impunidad se considera un crimen por el
estado. El juicio de Berta es el 13 de junio. Del comunicado de COPINH
denunciando el hecho, para el abogado defensor, Marcelino Martínez, “este hecho
es parte de lo que ahora se está volviendo una práctica en Honduras donde
elementos del ejército, que están formados para ver a la ciudadanía como
enemiga, están autorizados a hacer acciones propias de la policía. Como asegura
el abogado, fue sembrada un arma para inculpar a Berta… esto es parte de
la criminalización de los movimientos que gracias a la militarización de este
país, aumenta todos los días.”
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