Tuesday, April 29, 2014

La Defensa del Territorio: San José del Progreso


Los ataques contra el territorio son constantes, y en México se han facilitado desde 1994 cuando entró en efecto el Tratado de Libre Comercio con Norte América (TLCAN). El TLCAN cambió las reglas de una manera tan drástica que en ciertas ocasiones parece que el gobierno tuviese prisa por regalar el territorio al postor que les deje más migajas.

Gracias al TLCAN las corporaciones tienen más libertad y más beneficios que nunca para explotar a las personas,  y a los recursos naturales de México. Desde 1994, el gobierno continua aprobando reformas y leyes neoliberales que benefician a las multinacionales (las más recientes en los campos de
energía, educación, fiscalidad, agricultura, y comunicaciones) y que facilitan la opresión de l@s ciudadan@s que no estén de acuerdo con el gobierno o que luchen para defender sus derechos.

Afortunadamente, en todo Latinoamérica se han organizado grupos, en su mayoría indígenas, que luchan por la defensa del territorio, la defensa de la dignidad, y  la defensa de la vida.


La Defensa del Territorio


Cuando le pregunté a Carmen cuál es el significado de la defensa del territorio, me dijo que es la defensa de todo. Es la defensa del viento, del sol, de la tierra, del agua, de  los minerales, de la fauna, de la flora, de los derechos humanos, y de todas las personas que habitan un lugar. También es la defensa de los valores, tradiciones, y cultura de un pueblo. Es la lucha continua por proteger todas las cosas que nos da la madre tierra. Es la lucha por poder continuar viviendo en armonía con el mundo, sustentablemente.


Carmen es una mujer indígena, líder de una organización Oaxaqueña que defiende los derechos de l
@s indígenas y de la madre tierra. Defender el territorio es parte de su diario vivir.

El trabajo de los defensores del territorio es absolutamente necesario. El modelo de desarrollo que impone el capitalismo ha acelerado la destrucción del mundo y el dominio de recursos por parte de un grupo muy limitado de personas. Este “desarrollo” le da prioridad a las ganancias de corto plazo y no al bienestar de las personas o de la naturaleza.


Un ejemplo concreto: San José del Progreso


Organizaciones Oaxaqueñas que trabajan por la defensa del territorio recientemente lanzaron un
Informe de la Misión Civil de Observación de San José del Progreso que se llevó a cabo a finales del año 2012.

San José del Progreso es un municipio indígena Zapoteca localizado en el estado de Oaxaca, que en los últimos 8 años se ha visto envuelto en un conflicto social muy alarmante, debido a la presencia de una mina Canadiense en su territorio.
 


En los primeros meses de 2012 fueron asesinados dos miembros de La Coordinadora de Pueblos del Valle de Ocotlán, Bernardo Vázquez Sánchez y Bernardo Méndez Vázquez, quienes habían participado del proceso de oposición a la presencia de la empresa minera Cuzcatlán-Fortuna Silver Mines desde hace siete años… 

En el informe, las organizaciones lograron documentar los efectos negativos de la mina en la región, como también las numerosas violaciones de derechos que han sufrido los residentes del área. Violaciones que quedan impunes cuando el gobierno favorece a la empresa y no a los residentes locales.  El apoyo que se le da a la empresa se justifica con el argumento de que la mina traerá “desarrollo” a la región.

El modelo de economía extractivista se fundamenta en la acumulación de capital bajo la extracción desmedida de los bienes comunes. Presupone que las empresas privadas, quienes tienen el capital para pagar el saqueo de minerales, adquieren el derecho para hacerlo en cualquier lugar del mundo, todo para la promoción del “desarrollo económico” y no para el bienestar de las personas que viven en los territorios donde se encuentran los minerales. Bajo este modelo, personas, animales y plantas son considerados valores de cambio prescindibles.

Pero los residentes de San José saben que este modelo de “desarrollo” sólo beneficiará a un grupo muy pequeño de inversionistas extranjeros, mientras que la población local sufre de los impactos negativos que la mina deja en el medio ambiente y en su comunidad.


La minería es una actividad económica impulsada por los gobiernos y las grandes empresas trasnacionales que ha vulnerado sistemáticamente los derechos humanos de las poblaciones donde dichos proyectos se han ejecutado. Por estas razones, es considerada una de las actividades económicas con mayores impactos sociales, culturales, económicos y ambientales…

…La tentación de obtener minerales como el oro y la plata promovieron la colonización, el saqueo y la explotación de riquezas subterráneas en América. Dicho, proceso histórico constituye uno de los motores del capitalismo global. Las minas son aquellos lugares subterráneos en los que se encuentran metales como el oro, la plata, el titanio o el cobre, los cuales son utilizados para producir mercancías y valores de cambio, proporcionando una cuantiosa riqueza a los dueños de la empresa que los extrae…

… Para extraer los minerales deseados, se combina la roca pulverizada con una mezcla química con reactivos tóxicos como el cianuro (usado en los procesos de lixiviación) o los “xantatos” (usados en los procesos de flotación), entre otros. Para este proceso se emplean enormes cantidades de agua y energía eléctrica. Cuando la mina es agotada, permanecen los venenos en la misma mina y en las llamadas “presas de jales”, que constituyen una fuente de contaminación para futuras generaciones que vivirán en la región por decenas de años.

Los invitamos a leer todo el informe haciendo click
aquí.

Y a nosotros ¿Qué?


Y ¿qué tiene que ver la defensa del territorio con nosotros? Debemos pensar acerca de nuestro papel en este problema, de cómo nos beneficiamos con estas dinámicas y de cómo podemos lograr ser verdaderamente solidari@s.

Con el dinero, el privilegio, y el poder viene una actitud de soberbia, y el equivocado concepto de que merecemos tener todo a lo que le ponemos un precio (aunque hayan cosas que nos pertenezcan a todos y ¡que no tienen precio!).

Este fenómeno se ve a nivel micro y macro. Sólo basta con visitar la costa de Oaxaca, o las calles de Brooklyn en Nueva York. Las personas con dinero compran los hogares de los pueblos originarios o marginados, levantan nuevos negocios apoyad@s  por su acceso a la tecnología y al capital, y lentamente desplazan a los habitantes originales.

A un nivel más grande, podemos ver que las empresas multinacionales sobornan a l@s polític@s, quienes les otorgan permisos para explotar los recursos naturales,  y destruyen la naturaleza a una velocidad nunca antes vista. El informe de San José del Progreso nos da una ilustración muy clara de los impactos que también tienen en las comunidades.

Tenemos que reflexionar acerca de las leyes de nuestro país que fomentan la explotación de otr@s a nivel mundial. Debemos retirar nuestro dinero de las empresas que logran ganancias a costa de la marginalización de diferentes comunidades o grupos. Debemos de cambiar nuestro consumo y sólo comprar lo que nos sea realmente necesario. Debemos de dejar de comprar productos de compañías que se lucran de la destrucción del medio ambiente y de los conflictos sociales. Debemos aprender a ser mejores turistas, mejores vecinos, mejores ciudadan@s. Debemos invertir nuestro esfuerzo y nuestro capital en mejorar nuestras propias comunidades.

Cuando dejemos de ponerle un precio a las cosas más sagradas que nos ofrece la vida, como los recursos comunales, nuestros valores, o un hogar, lograremos ejercer la verdadera solidaridad.


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