Por: Adrienne Calotta
Creo que mi viaje a México ocurrió en un momento ideal para mí. Desde mi vuelta a los Estados Unidos a
finales de febrero, los medios de comunicación estadounidenses han cubierto
mucho el tema de la migración. Se me
viene a la mente especialmente en un reportaje de NRP (Radio Nacional Publico)
acerca de la vida en la frontera entre EEUU y México. El periodista estadounidense Steve Inskeep ha
viajado desde El Paso-Cuidad Juárez a
San Diego-Tijuana con un grupo de personas para investigar el flujo de
productos, personas y la cotidianidad que se vive todos los días desde México hasta
EEUU y viceversa. Oaxaca es un estado al sur de México que se ubica a miles de kilómetros de la frontera con
Estados Unidos, no obstante, noté la presencia de gente con doble nacionalidad
y por tanto una mezcla bicultural y bilingüe que caracteriza a la gente que ha
vivido la migración.
Soy una de las pocas personas que participaron en este viaje, que nunca había conocido a nadie de forma directa que hubiera cruzado la
frontera sin papeles. Sin duda, hay una
gran diversidad de personas que viven en estas condiciones en New Jersey, el estado natal de donde soy, pero nadie
hablaba de eso abiertamente.
En ese sentido, la excursión a Teotitlán y la experiencia compartida por los
hombres y mujeres de este pueblo que han
vivido en carne propia la migración hacia EEUU, me abrieron los ojos. Tener
un acercamiento a esta experiencia por medio de un documental o por medio de
las historias de alguien desconocido, contrasta con la realidad que nos permite
estrechar la mano y escuchar la voz
intima de las personas que han vivido esta experiencia. Una voz llena de emoción
y ciertos sentimientos reviven sus caminos con recuerdos y palabras compartidas
con nosotros. Lo aprendido en este
viaje, sobre lo duro que es cruzar la frontera, buscar trabajo y lo que se
entiendo por éxito en los EEUU, difícilmente lo hubiera podido encontrar en
cien artículos escritos sobre el tema.
He destacado dos citas de esta reunión en Teotitlán. La primera, dicha por Andrés, un hombre del
D.F. que vivió por varios años en EEUU: “La
migración a veces no es opcional, sino necesaria.” Si los que critican a los
migrantes en EEUU tuvieran la oportunidad de trasladarse a las zonas sin
oportunidades económicas en México, diría yo que tomarían la misma decisión que
toman muchísimos mexicanos, hondureños, guatemaltecos, y salvadoreños cada día.
Otra cita es de Mario, un hombre que vivió y trabajó en México durante más
de 10 años: “Si no tienes trabajo, si no tienes dinero, no eres nada allí.” Por eso, aun después de haber sacrificado
muchísimo, la posibilidad del fracaso existe.
Estoy segura de que otros migrantes estarían de acuerdo con él, pero
creo que sus palabras superan el estatus migratorio. La presión de la sociedad estadounidense para
obtener y no perder un buen empleo y ganar mucho dinero es determinante para
que otros sepan que vives bien.
Ojalá que los jóvenes de hoy pudieran entiendan mejor las situaciones de
migrantes como Andrés y Mario y que puedan efectuar cambios significativos a
las leyes actuales que tratan la inmigración.
Soy maestra, y por eso creo que tengo un papelito pequeñito en eso. Me acuerdo de cómo me sentía durante el
último día de nuestro viaje en Capulálpam: esta tarea es súper difícil, pero no
dudo en absoluto, que esto vale la pena.
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