Crecí en Colombia, escuchando acerca de los capos y los miembros de los carteles de la droga que se estaban matando los unos a los otros, y a personas inocentes, para poder tener el poder y controlar las rutas para traficar drogas a Estados Unidos y Europa. También crecí escuchando acerca de cómo la policía estaba tratando de “arrestar y matar a las personas malas” con la generosa asistencia del gobierno de Estados Unidos.
Veía las noticias con mi familia y escuchaba acerca de carros bomba, secuestros, asesinatos, entrenamientos militares por parte de Estados Unidos, y misiones de inteligencia de la DEA. En mi colegio, aparte de hacer simulacros de terremotos, también nos enseñaban qué hacer si una bomba explotaba. A los quince años yo ya había sido testigo de dos secuestros. Muchos colombianos tenían familiares que habían sido asesinados, secuestrados, extorsionados, extraditados o que estaban en la cárcel. Los colombianos nos estábamos matando los unos a los otros en una guerra interna. La violencia era normal. La impunidad y el miedo eran parte de la vida diaria
En 1999, migré a Estados Unidos con parte de mi familia. La guerra contra las drogas parecía algo distante que no me podía tocar. Estaba equivocada. Mientras trabajaba como organizadora social, aprendí acerca de las pandillas en Estados Unidos y su relación con las mismas drogas que destruían a mi país.
Jóvenes de bajos recursos, la mayoría de las veces personas de color, se ven en el medio de la violencia relacionada con las guerras entre pandillas, que pelean por territorio para vender drogas. Las balaceras entre pandillas son increíblemente comunes en algunos lugares de los Estados Unidos y casi nadie afuera de las comunidades involucradas sabe al respecto, o si sabe, casi nunca le da mucha importancia. El abuso de poder y el acoso policiaco, bajo el pretexto de la lucha contra las drogas y el crimen, son un evento diario para los residentes de barrios de bajos recursos. Como en Colombia, muchas familias tienen parientes que han muero o están en la cárcel por incidentes relacionados con la droga. Muchas familias tienen parientes que son miembros de pandillas. La violencia es normal. La impunidad y el miedo son parte de la vida diaria.
Ahora vivo en México, donde los gobiernos de Estados Unidos y México han decidido librar una guerra contra las drogas, los carteles de la droga y el crimen organizado. Esta guerra ha resultado en miles de muertes y abusos a los derechos humanos. He escuchado historias de migrantes que han sido forzados a llevar drogas a los Estados Unidos. He conocido personas cuyos parientes han sido torturados, desparecidos o asesinados. Los mexicanos le tienen miedo a la policía y al ejército militar, los cuales son responsables de muchos de los abusos de derechos humanos. Muchas familias tienen parientes que han sido desaparecidos, asesinados, extorsionados o involucrados con el tráfico de drogas. La violencia es normal. La impunidad y el miedo son parte de la vida diaria.
Basándome en mis experiencias y en la realidad de estos tres países, he decidido boicotear las drogas hasta que la guerra contra las drogas termine y hasta que las drogas se legalicen.
Estas son nueve razones por las que estoy boicoteando las drogas:
- Es una guerra contra
la gente pobre: La
guerra contra las drogas es principalmente una droga contra las personas de
comunidades marginalizadas, que no tienen acceso a trabajos o a la educación.
Muchos de ellos terminan trabajando para los carteles y las pandillas. Estas
víctimas de la circunstancias pueden ser campesinos que solo pueden ganar
suficiente dinero cultivando plantas de coca, amapola, o marihuana; padres que
deciden transportar drogas a otros países para poder tener dinero para
alimentar a sus hijos; o adolescentes que deciden vender drogas porque no
tienen oportunidades. La criminalización de las drogas es una manera de
limpieza social, en donde las personas oprimidas son castigadas por tomar las
oportunidades que existen fuera de la sociedad que las oprime.
En lugar de concentrarnos en las situaciones que están forzando a la gente a unirse a los carteles o las pandillas, nuestra estrategia hasta el momento ha sido la de encarcelar o asesinar a estas personas. Estas muertes y castigos están justificadas por la idea de que los criminales reciben lo que merecen. Pocas personas se preguntan por qué tantas personas se unen a estos grupos en primer lugar. ¿Qué clase de apoyo necesitan estas personas para integrarse a la sociedad? ¿Es justa la infraestructura disciplinaria que castiga a las actividades relacionadas con las drogas?
- Es una guerra contra
los jóvenes: Muchas
de las personas que terminan involucrándose con las pandillas y los carteles
son personas jóvenes que vienen de un contexto de violencia en donde sus
estructuras familiares han sido rotas por la pobreza, la opresión y la
violencia. En esta realidad los jóvenes no creen que vivirán por mucho tiempo.
Los sentimientos de impotencia hacen que los jóvenes sean un blanco fácil para
los carteles y las pandillas.
Los carteles y las pandillas reclutan a menores de edad para transportar drogas y cometer crímenes. Los menores son menos sospechosos para las autoridades y cuando son arrestados, reciben sentencias más cortas que los adultos. Los menores de edad también son más fáciles de manipular por los adultos, cometiendo crímenes cuando los líderes de estas organizaciones se los piden.
- Una guerra contra el
medio ambiente: La
guerra contra las drogas en Colombia incluye esfuerzos para erradicar el
cultivo de coca. Con la asistencia de los Estados Unidos, aviones fumigan
herbicidas en bosques y áreas rurales. El herbicida Roundup, producido por
Monsanto, es el herbicida más usado, y mata a cualquier planta que sea expuesta
a sus componentes. La fumigación aérea de herbicidas ha tenido un impacto
enorme en el medio ambiente, destruyendo la flora y fauna, y afectando la salud
de las personas.
Además, la fumigación aérea destruye los cultivos legales de los campesinos y causa la erosión de la tierra. Esto resulta en la perdida de salarios y soberanía alimenticia de muchas familias campesinas, al punto de que muchas de ellas tienen que abandonar sus hogares. Los indígenas también son criminalizados por sembrar cultivos sagrados y ancestrales para sus comunidades, como la hoja de coca. Según la Oficina de Washington en Latinoamérica, aproximadamente 10,000 a 20,000 indígenas son desplazados cada año en Colombia a causa de la erradicación de cultivos.
- Esclavitud moderna: Los carteles de la droga en México secuestran
personas para obligarlas a trabajar para ellos. Niños, migrantes o jóvenes
profesionales pueden ser traficados o usados como mulas para transportar
drogas. Sus familias se quedan con la angustia de nunca saber si las personas
que aman están vivas o muertas.
Las fuerzas de seguridad Mexicanas casi nunca investigan estas desapariciones y en muchas ocasiones hasta están involucradas con estas violaciones de derechos humanos. Según un reporte de Human Rights Watch (HRW), más de 25,000 personas han desaparecido o se han reportado como perdidas desde el 2006. Casi ninguno de estos casos ha sido adecuadamente investigado.
- Criminalización y
encarcelamiento: Los Estados Unidos encarcelan más personas que cualquier otro país del
mundo, y muchas de estas personas están encarceladas por ofensas relacionadas
con la droga. Según la Agencia
de Estadísticas del Departamento de Justicia de Estados Unidos, en el 2011 48%
de los presos en prisiones federales (94,600 personas) y 17.4% de los presos de
prisiones estatales (237,000 personas) estaban pagando condenas por ofensas
relacionadas con las drogas.
Según el FBI, de los 1,531,251 arrestos por violaciones de leyes relacionadas con la droga en el 2011, 81.8% fueron por posesión de substancias controladas y el 18.2% por la venta o producción de drogas.
El encarcelamiento afecta a las personas de color de una manera desproporcionada. Según un reporte de HRW, las personas blancas y los Afro Americanos tienen índices de consumo de drogas comparables, pero los arrestos de Afro Americanos por ofensas de droga son tres veces más altos que los de las personas blancas. Los Afro Americanos representan 28.4% de todos los arresto de Estados Unidos, pero son sólo el 13% de la población del país.
Una persona que sea encontrada culpable por un delito relacionado con la droga puede tener una vida muy difícil y su familia puede ser separada. Cuando una persona es encarcelada sus familias pueden perder la estabilidad financiera que necesitan, pues tienen que sobrevivir con solo un sueldo. En algunas ocasiones los niños son mandados a hogares temporales con otras familias. Al terminar la condena en la cárcel, las personas pueden perder acceso a los programas del gobierno (como la ayuda financiera para estudiar), perder su derecho al voto, y ser negados de muchas oportunidades de trabajo.
- Violencia: La violencia que resulta por los esfuerzos
para controlar el tráfico de drogas ilegales es devastadora. Los carteles y las
organizaciones que trafican drogas tienen sus propias fuerzas de seguridad para
enfrentar al gobierno y a grupos enemigos. Las guerrillas y los paramilitares
colombianos usan las ganancias de sus actividades con la droga para financiar
sus operaciones militares. Los gobiernos gastan millones de dólares, que vienen de los impuestos que
pagan los ciudadanos, en armas que usarán contra sus propios ciudadanos.
En México la violencia se ha disparado desde el comienzo de la guerra contra las drogas. Según estadísticas del gobierno mexicano, desde el 2006, más de 47,000 personas han muerto como resultado del conflicto. Las victimas incluyen a personas de todas clases sociales y edades que pueden estar o no estar relacionadas con el tráfico de drogas. Los actores que cometen esta violencia incluyen a los carteles de la droga, el crimen organizado y a las fuerzas de seguridad mexicanas.
Es difícil conseguir información precisa acerca del número de asesinatos y otros crímenes violentos asociados con las drogas en los Estados Unidos. Según un estudio hecho por el Centro para el Control de las Enfermedades, de un 5 al 25% de los homicidios de pandillas en los Estados Unidos son relacionados con las drogas. La mayoría de las víctimas son hombres jóvenes de color y la mayoría de los homicidios ocurren durante balaceras en dónde las pandillas están arreglando cuentas, cobrando deudas o defendiendo su territorio de venta de drogas. Según el Centro Nacional de Inteligencia acerca de las Drogas, las pandillas cada vez están más involucradas con el tráfico de drogas a grande escala. Esto ha resultado en un incremento de secuestros, asaltos, robos y homicidios en la región fronteriza sureste del país.
La violencia relacionada con la droga en Colombia está relacionada con el conflicto entre el gobierno, los carteles, las guerrillas y los paramilitares. El tráfico de droga se ha convertido en una fuente de ingresos para la guerrilla y los paramilitares. Todos estos grupos son responsables por asesinatos, desapariciones, tortura, secuestro, y otras violaciones de derechos humanos de las que han sido víctimas miles de personas.
Según el Consejo de Asuntos del Hemisferio, 5 millones de colombianos han sido desplazados internamente por la violencia asociada con el cultivo y procesamiento de coca y la guerra entre traficantes de droga y fuerzas de seguridad. Colombia tiene uno de los números más altos de desplazados internos del mundo.
- Una guerra contra las personas que usan drogas: Los Estados Unidos son el país que más
consume drogas en el mundo. Según Vox, los Estados Unidos tienen el 5% de la
población mundial pero representan el 25% de los consumidores de drogas del
mundo. La campaña del gobierno estadounidense para combatir las drogas se ha
enfocado en la prohibición y en programas poco efectivos que tratan de
convencer a las personas para que no consuman drogas. Los Estados Unidos
necesitan campañas que tengan como prioridad la seguridad y la educación de los
consumidores de drogas. La adicción a las drogas debe tratarse como una
enfermedad.
- Recursos perdidos: Según el Reporte Alternativo sobre la Drogas a nivel Mundial, los Estados Unidos ha
gastado más de un trillón de dólares haciendo cumplir leyes relacionadas con
las drogas en los últimos 40 años. Anualmente Estados Unidos gasta por lo menos
15 billones de dólares por año haciendo cumplir leyes relacionadas con las
drogas. El costo de encarcelar a un preso en el año fiscal del 2010, fue de
31,307 dólares, según un reporte hecho por la organización El Precio de las
Prisiones.
Desde el comienzo de la guerra estadounidense contra las drogas, el uso de droga ha incrementado constantemente. Las personas no han dejado de consumir drogas, aun cuando hacerlo es en contra de la ley. La criminalización de las drogas ha tenido efectos devastadores para las familias.
Plan Colombia es una iniciativa de los gobiernos de Estados Unidos y México con la intención de combatir la producción y el tráfico de drogas a los Estados Unidos.
La iniciativa incluye ayudas militares de Estados Unidos para entrenar y fortalecer al ejército Colombiano, con la idea de incrementar su capacidad para combatir los carteles de la droga y las guerrillas de izquierda.
Desde el año 2000, Estados Unidos ha gastado más de 7 billones de dólares en Plan Colombia. Según un estudio de HRW, en el 2012 los Estados Unidos le dieron a Colombia aproximadamente 482 millones de dólares en ayuda, de los cuales 58% fueron designados al ejército y la policía.
Plan Colombia ha resultado en un incremento de la violencia del estado y la destrucción del medio ambiente. No ha habido un cambio en el número de drogas que entran a Estados Unidos. La producción de cocaína sigue siendo un negocio muy rentable que simplemente se mudó de Colombia a México. Mientras haya demanda, la producción de cocaína continuará en Colombia o en cualquier otro país.
La Iniciativa Mérida es un esfuerzo de los gobiernos mexicanos y estadounidenses para combatir el crimen organizado y los carteles de la droga. Para este propósito los Estados Unidos han asignado 2 billones de dólares para la ayuda y el entrenamiento militar de las fuerzas de seguridad mexicana. El país ha visto como su territorio se militariza. Los resultados de esta iniciativa han dejado a México con miles de víctimas de la violencia cometida por las fuerzas de seguridad mexicanas. La corrupción y la falta de cumplimiento de las reglas han resultado en violencia e impunidad. Según el Reporte del Mundo del 2013 de HRW, casi ninguno de estos abusos ha sido adecuadamente investigado. A pesar de la Iniciativa Mérida, las drogas continúan entrando a Estados Unidos.
- Las corporaciones son
las únicas que ganan: Los únicos que se
benefician con la guerra contra las drogas son las corporaciones. La industria
de la guerra tiene ganancias millonarias cada vez que los Estados Unidos
deciden otorgar ayudar militar a otros países, con cosas como armas y
helicópteros. Las corporaciones multinacionales tienen ganancias cada vez que
los campesinos y los indígenas son desplazados de sus tierras, las cuales se
ponen a la venta o se vuelven disponibles para concesiones. Los canales de
comunicación comerciales tienen ganancias cuando pueden sensacionalizar la
violencia y cuando hacen novelas y seriados acerca de la guerra. Compañías como
Monsanto se benefician de las fumigaciones aéreas que destruyen el medio
ambiente en Colombia. Los centros de detención privados tienen ganancias cuando
altos números de personas son encarceladas por ofensas relacionadas con la
droga.
Para las corporaciones, la guerra contra las drogas es una manera de tener más dinero. El sufrimiento humano y la destrucción del medio ambiente son solo daños colaterales.
El no usar drogas es un acto político
La violencia relacionada con las drogas disminuiría considerablemente si la producción y la venta de las drogas fueran regularizadas y sujetas a impuestos. Los carteles no existirían ni tendrían que competir por un mercado. Las drogas tendrían preciso fijos. Sin la guerra contra las drogas los gobiernos y sus fuerzas de seguridad no tendrían que seguir amenazando las vidas y la seguridad de sus propios ciudadanos. Sin la criminalización los gobiernos podrían usar mejor sus recursos, por ejemplo en programas sociales.
Los efectos de la guerra contra las drogas en Colombia, México y los Estados Unidos me han dejado con la única opción de boicotear las drogas. Compararlas sería como aprobar la impunidad y la violencia que hace parte de la vida de miles de personas en las Américas. Hasta el día que las drogas sean legalizadas y regularizadas, y hasta que los ciclos de miedo y violencia sean rotos, nunca compraré drogas.
Sin embargo, boicotear no es suficiente. Además de ser consumidores éticos, debemos organizar a nuestras comunidades para que las drogas sean legalizadas y para terminar la guerra contra las drogas. Nuestras comunidades y las comunidades de nuestros hermanos del sur se beneficiarán de nuestras acciones.
Con el estado actual de la industria de las drogas, la criminalización de las drogas, y la guerra contra las drogas, ¿cómo podría hacer la decisión ética de comprar drogas? Las situaciones descritas en este artículo me parecen un precio muy alto que pagar por mi entretenimiento. Boicotear las drogas es un acto político.
La violencia relacionada con las drogas disminuiría considerablemente si la producción y la venta de las drogas fueran regularizadas y sujetas a impuestos. Los carteles no existirían ni tendrían que competir por un mercado. Las drogas tendrían preciso fijos. Sin la guerra contra las drogas los gobiernos y sus fuerzas de seguridad no tendrían que seguir amenazando las vidas y la seguridad de sus propios ciudadanos. Sin la criminalización los gobiernos podrían usar mejor sus recursos, por ejemplo en programas sociales.
Los efectos de la guerra contra las drogas en Colombia, México y los Estados Unidos me han dejado con la única opción de boicotear las drogas. Compararlas sería como aprobar la impunidad y la violencia que hace parte de la vida de miles de personas en las Américas. Hasta el día que las drogas sean legalizadas y regularizadas, y hasta que los ciclos de miedo y violencia sean rotos, nunca compraré drogas.
Sin embargo, boicotear no es suficiente. Además de ser consumidores éticos, debemos organizar a nuestras comunidades para que las drogas sean legalizadas y para terminar la guerra contra las drogas. Nuestras comunidades y las comunidades de nuestros hermanos del sur se beneficiarán de nuestras acciones.
Con el estado actual de la industria de las drogas, la criminalización de las drogas, y la guerra contra las drogas, ¿cómo podría hacer la decisión ética de comprar drogas? Las situaciones descritas en este artículo me parecen un precio muy alto que pagar por mi entretenimiento. Boicotear las drogas es un acto político.
can this be translated?
ReplyDeleteActually i really didn't Latin language
ReplyDeleteYou can read the translation here: http://witness4peace.blogspot.com/2013/03/why-i-decided-to-boycott-illegal-drugs.html
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