Thursday, February 26, 2015

Mientras las conversaciones de paz en La Habana continúan, las víctimas en Colombia exigen la verdad con garantías

La versión original de este articulo fue publicada en inglés en Latin Correspondent.

Hasta el momento, el 2015 pareciera ser un año alentador para los diálogos de paz entre el estado colombiano y la insurgencia más grande, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Después de una breve suspensión en noviembre del 2014, retomaron las negociaciones y desde entonces las FARC han honrado un cese al fuego unilateral. En enero, el presidente colombiano Juan Manuel Santos pidió a los representantes del estado que comenzaran evaluar las condiciones para un histórico cese al fuego bilateral.  Y el 20 de febrero, EE.UU demostró su respaldo más fuerte a los diálogos hasta la fecha con el nombramiento del enviado especial Bernard Aronson.

Cuatro días después, las Comunidades Construyendo Paz en los Territorios (CONPAZ), una red de 117 comunidades colombianas en 11 departamentos, dio su primer encuentro nacional, ‘’De la Operación Génesis al otro génesis’’, una referencia a la masacre de 1997 llevada a cabo por el ejército colombiano contra las comunidades afro-colombianas en Cacarica, Chocó, cerca de la frontera con Panamá.

Casi 5.000 personas huyeron de la violencia y pudieron regresar a sus tierras hasta el 2000 a través del establecimiento de zonas humanitarias—zonas libres de actores armados—con el acompañamiento de organizaciones colombianas e internacionales.

Desde entonces los 1.500 habitantes de los espacios humanitarios que acoge las Comunidades de Autodeterminación, Vida y Dignidad (CAVIDA) en Cacarica han formado vínculos con otras comunidades afros, indígenas y campesinas alrededor del país que están utilizando estrategias parecidas para reclamar no-violentamente su territorio y resistir contra el desplazamiento y la violencia, con el fin de construir una paz duradera radicada en sus derechos culturales y territoriales. Esta red, CONPAZ, actualmente representa a 30.000 personas alrededor de Colombia.

‘’Somos conscientes de que actualmente avanzan diálogos en La Habana que pretenderán terminar el conflicto armado. Pero el conflicto armado es sola una expresión de otras problemas sociales como la injusticia, la desigualdad, la avaricia y otros intereses poderosos que quisieran apoderarse de nuestras tierras, nuestros cuerpos y nuestras almas’’, aseveraron representantes de Conpaz en una declaración que dio inicio al espacio.

La organización entregó una propuesta para una comisión de la verdad al gobierno colombiano en el 2014, y ha enviado a tres representantes para participar en la mesa de víctimas en La Habana (amenazados por hablar).

A pesar de la aparente fuerza el proceso de paz, en los recientes meses se ha visto un aumento alarmante en las amenazas y ataques contra los defensores de derechos humanos en Colombia. Sólo en el 2014, más de 600 defensores de derechos humanos fueron amenazados o atacados, y 55 fueron asesinados. El número total de amenazas representa un aumento del 71 por ciento comparado con el 2013. En enero del 2015 hubo otra ola de amenazas, de las cuales la gran mayoría nunca fueron investigadas.

En más de la mitad de los casos, las amenazas fueron atribuidas a Las Águilas Negras y Los Rastrojos, los descendientes de grupos paramilitares que han gozado de alianzas estrechas con narcotraficantes y la élite política y económica colombiana y las empresas multinacionales. Estos sectores poderosos tienen un interés particular en asegurar que la verdad nunca salga a la luz—inclusive si esto significa silenciar a sus antiguos aliados.

‘’Si alguien como González Del Rió quiere contar la verdad, ¿existen garantías de que podría hablar?’’ dijo Danilo Rueda, uno de los coordinadores de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz en una discusión de panel.

Coronel González del Rió salió en las noticias el año pasado por su papel en un gran escándalo de corrupción, y finalmente colaboró con la Fiscalía bajo cargos de tráfico de armas a grupos neo paramilitares. Desde entonces ha nombrado a algunos de sus comandantes superiores en ejecuciones extrajudiciales.

‘’Hemos escuchado de ustedes que aún más importante que la cárcel es la verdad. Hay propuestas para modelos de justicia restaurativa con condiciones dignas, pero ¿serán escuchadas en La Habana?’’

No hay soluciones de talla única
Los participantes distinguieron entre los responsables de violaciones de derechos humanos e hicieron un llamado para una comisión de la verdad que aborde a los más altos responsables.

‘‘Matar desde un escritorio a través de dar órdenes, firmar cheques y limpiar territorio para la ganadería extensa, la palma y aumentar las grandes extensiones de tierra versus matar por disparar un arma’’, dijo abogado y asesor al proceso de paz Carlos A. Ruiz. ‘’La justicia transicional tiene que diferenciar entre los diferentes tipos de responsabilidad en el conflicto. Los más responsables están en el Palacio de Nariño. Operan bajo la lógica de corbatas, no la lógica de uniformes’’.

‘’Tenemos que nombrar nombres como Álvaro Uribe Vélez’’, dijo, refiriéndose al expresidente y actual senador colombiano, que es uno de los críticos más vocales del proceso de paz y que ha sido nombrado en varios escándalos de derechos humanos. Uribe y otros miembros de su partido derechista el Centro Democrático comenzó una gira internacional en contra del proceso de paz en Washington D.C. el 11-12 de febrero, aunque el anuncio del enviado especial al proceso de paz por el Departamento de Estado apenas una semana después sugiere que la insistencia uribista de que el conflicto pueda ser ganado con la fuerza militar está perdiendo popularidad allá.

¿Una historia oficial?
El 10 de febrero, la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas publicó su informe oficial sobre las causas del conflicto, pero los 12 académicos que participaron no pudieron llegar a un acuerdo sobre las causas raíces y en su lugar publicaron una compilación de ensayos distintos, que son más de 800 páginas en su totalidad.

Conpaz también desafió la idea de que pueda existir una versión oficial del conflicto colombiano. Cualquier informe, según ellos, tendrá que ser informado y enriquecido por las experiencias de las víctimas quienes han vivido en carne propia la guerra en Colombia.

En todo caso, organizaciones como Conpaz insisten en que no serán calladas.


‘’Quiero felicitarlos a todos y decirles que no hay que temer ante el adversario, porque por el hecho de no tener temor hoy estamos aquí. Y la verdad nos hace libres’’, dijo una líder de Cacarica al grupo. 

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