La versión original de este articulo fue publicada en inglés en Latin Correspondent.
Esta semana, rosas y
claveles volarán de los estantes de tiendas alrededor del mundo en preparación para
el Día de San Valentin el 14 de febrero.
Si estás en los EE.UU,
fíjate en las etiquetas en los ramos de flores: es probable que fueran
cultivadas en Colombia, que produce aproximadamente el 75 por ciento de las
flores consumidas en los EE.UU. La industria, valorada en $1,3 mil millones,
genera alrededor de 130.000 empleos en Colombia.
Aunque tal vez parezca
un acontecimiento positivo en un país donde casi la mitad de la fuerza laboral
trabaja en el sector informal, algunas de las trabajadoras de flores cuentan
otra historia: una acerca del robo de sueldos, las largas jornadas, la
intermediación laboral, la contaminación por pesticidas y la desintegración de
la soberanía alimentaria mientras los monocultivos de flores van ocupando las
tierras anteriormente utilizadas para cultivar diversos alimentos.
“Esta semana las
trabajadores están trabajando al punto de desmayarse,” dijo Josefa Gómez, ex
trabajadora de flores y miembro de Cactus, una ONG colombiana que acompaña a
las trabajadoras y los trabajadores de flores y sus familias en la sabana de
Bogotá, donde se encuentra el 73 por ciento de los cultivos de flores
colombianas.
“Trabajan todo el día,
la noche y hasta el amanecer. Algunas de las trabajadoras se están desmayando y
apenas se recuperan las mandan a seguir trabajando. Eso es para cumplir con el
pedido de los EE.UU.”
300 flores en una hora
Según un recién
informe de Cactus, los trabajadores de flores (la mayoría de los cuales son
mujeres) normalmente son responsables por 70 camas de flores, que miden
alrededor de 180 metros cuadrados – un aumento significativo en comparación con
las 40 camas exigidas de las trabajadoras hace 20 años.
Después de sembrar las
flores, cada trabajadora tiene que llevar a cabo los otros pasos involucrados
en su producción. Estos incluyen podar, limpiar, cortar y abonchar las flores
en ramas que luego son enfriadas y cargadas en vuelos directos a Miami. Desde
allá los camiones refrigerados las llevan a sus destinos finales en las tiendas
de venta al por menor en los EE.UU.
“Para cumplir con los
pedidos las trabajadoras tienen que cortar 300 tallos por hora,” dijo Gómez. “El
trabajo genera varias enfermedades como el túnel del carpo, problemas de columna,
y cáncer de sangre y de piel por los químicos que usan para fumigar las plantas”.
Por el trabajo que
realizan las trabajadoras reciben el sueldo mínimo mensual colombiano de
644.000 pesos o $275 dólares. Sin embargo, Cactus considera que sus sueldos
verdaderos son menores, dado que a veces las dotaciones son descontadas de sus
salarios. Además, a algunas trabajadas se les niega su cobertura médica pese a
los pagos mensuales que les descuentan – y las trabajadoras que se lesionan en
el trabajo suelen enfrentarse con dificultades para clasificar sus enfermedades
como profesionales y no ordinarias, lo cual les niega asistencia la médica
necesaria.
Detrás de la etiqueta
Los trabajos en la
floricultura son por épocas, con cada vez más trabajadoras empleadas bajo
contratos temporales que les niegan beneficios como la salud y las pensiones,
dice Gómez. Durante la temporada alta entre el Día de San Valentín y el Día de
la Madre, las trabajadoras trabajan jornadas de 16 a 22 horas, seis días a la
semana, y luego cuando la demanda baja son despedidas o recompensadas con un
periodo indefinido de “días de descanso” en lugar de las horas extras.
El uso de este tipo de
contratos temporales es una violación directa del Plan de Acción Laboral entre
EE.UU y Colombia, el cual pretendía mejorar la pésima situación laboral en
Colombia como una precondición para la implementación del Tratado de Libre
Comercio entre los dos países en el 2012. Además de privar a las trabajadoras
de los beneficios que implican los contratos directos y un canal de reclamos
con un empleador directo en el caso de que se encuentren en una situación
laboral abusiva, la rampante intermediación laboral complica la legitimidad de
los certificados del comercio justo.
La Asociación de
Floricultores de Colombia (Asocoflores) creó un certificado y programa de
capacitación de comercio justo que se llama Florverde Flores Sostenibles, y
asevera que implementa buenos estándares laborales y ambientales que incluyen
una prohibición en el uso de los pesticidas prohibidos por la Organización
Mundial de Salud y otras autoridades ambientales de los EE.UU y la Unión
Europea.
Florverde dice que
aproximadamente 2.000 mil hectáreas de 6.500 hectáreas de los cultivos de
flores en Colombia son actualmente certificados, y las ramas florales Florverde
(que solo requieren contener el 70 por ciento de flores Florverde para llevar
su sello) son vendidas en Walmart y Costco en los EE.UU. Pero con tantas
subsidiarias, empleadores temporales y otras formas de intermediación laboral
en Colombia, es imposible saber si todas las condiciones de Florverde realmente
son cumplidas por toda la cadena de producción.
“Las visitas a fincas
preseleccionadas y el certificado dan una imagen limitada a lo que pasa en ciertas
fincas, en lugar de las realidades para las trabajadores en el resto del
sector. Es una imagen que las empresas usan para vender más de su producto,
pero ninguna de esas ganancias llegan a las trabajadoras” dijo Gomez.
Dilo con las trabajadoras de flores
Como parte de su
campaña de educación alrededor de las condiciones laborales y ambientales en la
floricultura colombiana, Cactus celebrará el 14 de febrero como el Día
Internacional de Las Trabajadoras y Los Trabajadores de las Flores y espera que
pueda ser una oportunidad para los consumidores en el extranjero apoyar a las
trabajadoras colombianas a través de exigir mejores estándares laborales y
ambientales, además de reflexionar en los impactos duraderos en de los modelos
monocultivos de desarrollo en las economías locales.
“Los consumidores en
EE.UU tienen el poder de ayudar a los trabajadores a conseguir contratos
directos y mejores condiciones. Pueden presionar a sus representantes en el
Congreso para mejorar las condiciones para los trabajadores,” dijo Gómez.
“Que viva el Día
Internacional de las Trabajadoras y los Trabajadores de flores,” escribió
Cactus en un comunicado, “Porque todos juntos somos más importantes que miles
de flores.”
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